LA DESPEDIDA DE EL SANTO, LA FUNCIÓN EN QUE BRILLÓ NEGRO NAVARRO
El 12 de septiembre de 1982 quedó en escrito en la historia de la lucha libre mexicana porque fue el día en que El Santo se despidió del pancracio en una lucha apoteósica. Para Negro Navarro también fue una fecha significativa. Estuvo en el bando que enfr
El 23 de septiembre se cumplen 100 años del nacimiento de Rodolfo Guzmán Huerta. El cartel anunciaba su despedida. Santo, Gori Guerrero, Huracán Ramírez y Solitario contra Negro Navarro, Perro Aguayo, Signo y Texano. “Son recuerdos muy memorables para mí, sobre todo porque fue mi catapulta para ser yo reconocido hasta mundialmente dentro de la lucha libre”, dice Negro Navarro.
Salvo Solitario, Santo, Gori y Huracán lucían mermados por la edad y sin la condición física perfecta de sus adversarios. “Para nosotros era muy importante porque eran personas que yo admiraba mucho, sobre todo, porque me hice yo luchador por admiración a ellos y a las películas. Nosotros teníamos que vernos bien porque era más difícil ganarse un lugar como luchador”.
La lucha duró menos de 40 minutos y las tres caídas fueron para el cuarteto Atómico por descalificación de los Misioneros de la muerte. No obstante, Santo y compañía resultaron apaleados. “No me vanaglorio de que fuéramos muy buenos nosotros, lo que pasa es que esos señores ya estaban cansados, ya eran realmente personas adultas, y nosotros con menos de la mitad de la edad. Si no era con ellos nunca íbamos a destacar. Después supe que estuvo mal (El Santo) por un problema cardiaco. Había que convencer al promotor, a la gente, a los contrarios, a mis compañeros, a mí mismo”.
Antes de esa lucha, Navarro solo habría enfrentado una ocasión a Santo. De hecho, nunca tuvo la oportunidad de platicar con él. “Me hubiera gustado mucho haberlos conocido, haberlos tratado deportivamente y que me hubiesen enseñado a luchar. Lo que sí me duele, y lo llevo siempre en el corazón es que, cuando yo salía del Toreo de Cuatro Caminos estaba la familia de El Santo en el pasillo que nos llevaba al estacionamiento. Tal vez por mi inmadurez, me sentí yo muy gallo, salí pavoneándome y sonriendo como que yo era muy acá, representando mi papel como de rudo. Yo no sabía el dolor que estaba sufriendo su familia, y yo con mis payasadas”.
De Santo, Negro Navarro lo reconoce como el gran ídolo de la lucha libre, la efectividad de su llave “de a caballo”, el tope de la esquina que hacía y su letal mano derecha. “Hay gente que nace con una estrella y este señor siempre la tuvo”. Pero no lamenta lo ocurrido en esa función, salvo que “hubiera querido todavía un poquito más de tiempo (luchar con ellos en su mejor momento) para que me dieran una arrastrada y ver si yo verdaderamente tenía la capacidad como luchador”.