Milenio Puebla

“YO ESTUDIÉ AQUÍ, NO VOY A DEJAR QUE TIREN LA NORMAL”

Ex alumnos de varias generacion­es acudieron a despedirse del simbólico inmueble, forjador de docentes

- POR MOISÉS RAMOS /PUEBLA FOTOGRAFÍA SERGIO CERVANTES

Alas cinco llegaron puntuales; uno de ellos, un anciano, dijo “¡Nosotros somos nahuales! Yo estudié aquí, yo di clases aquí. No voy a dejar que tiren la Normal”.

Cuando se le preguntó dónde se enteró sobre que el edificio de la Escuela Normal Superior del Estado de Puebla (Ensep) sería derribado, contestó: “Eso es lo que dijo el gobierno”. Siguió a sus compañeros, todos mayores, cuando cruzaban la 11 Sur hacia el portón, donde hasta el martes 19 de septiembre, se impartiero­n clases, en el número 1102.

Hasta el cierre de esta edición, no había ninguna noticia oficial sobre la posible demolición del edificio decimonóni­co. Lo que sí confirmaro­n maestros presentes en la despedida, fue que la Ensep funcionarí­a en el Benemérito Instituto Normal del Estado (BINE), en el bulevar Hermanos Serdán.

Dos himnos fueron entonados entre los gritos de cerca de 600 personas: “¡No a la demolición!”; del BINE, la antigua Normal fundada en 1879 por Juan Crisóstomo Bonilla, y el de la Ensep.

“Soy ingeniero, vivo en la Ciudad de México; yo convoqué a esta marcha para que no derriben nuestra Normal”, dijo un hombre que primero repartió copias del himno del BINE y después llamó a las masas a cruzar hacia el portón de la Ensep.

Los agentes de Tránsito trabajaron con dificultad para impedir el paso de vehículos sobre la 11 Sur-Norte, porque los asistentes a la despedida se apropiaron del arroyo vehicular. Algunos, los más jóvenes, llevaban a sus hijos en brazos o en carriolas. Los mayores eran ayudados por sus nietos, incluso por sus bisnietos.

Fue mucha la emoción, porque no sólo fue una despedida de un edificio que resultó más dañado en 1999. El lunes, profesores de antiguas generacion­es se reencontra­ron, intercambi­aron números de teléfono, se tomaron fotos o quedaron en desayunar o comer juntos.

Después de los himnos normalista­s, la emoción seguía y alguien comenzó a entonar el Himno Nacional, al que rápido se unieron los presentes.

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Protestaro­n contra la demolición.

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