Milenio Puebla

Dijo que tras el sismo, sus compañeros no pudieron contener el llanto pues temían que sus padres se encontrara­n en mal estado

Emery, estudiante de primaria,

- Tres horas antes del sismo, se realizó un simulacro.

“A mí lo que me dio un poco de miedo fue cuando volvió a sonar la alarma de la escuela, porque rápido supimos que no era simulacro; nos salimos del salón y nos fuimos juntando en la zona de seguridad. Mi mejor amiga tuvo miedo y empezó a llorar porque su mamá trabaja en un edificio, yo le dije que todo iba a estar bien, pero también tenía miedo y luego me puse a llorar”, así narra Emery, una estudiante de cuarto grado de primaria sobre los momentos de temor que vivió el pasado martes, ante el sismo.

“La verdad también me preocupé por mi mamá, porque ella trabaja visitando a personas en oficinas. Luego, otro compañero comenzó a llorar porque no sabía dónde trabaja su papá. Yo le dije que estuviera tranquilo, que todo iba a estar bien. Todo se movía mucho y nos quedamos en posición de seguridad”, sin embargo, sus momentos de mayor temor llegarían después del temblor.

Emery cuenta que su abuelo llegó por ella poco tiempo después y las maestras les permitiero­n salir, sin embargo, era complicado tomar el transporte público, pues el tráfico de las 2 de la tarde era imposible y su abuelo le dijo que tendrían que caminar para llegar a casa y esperar a mamá. De camino sintió ganas de ir al baño y su abuelo decidió llevarla al VIPS de Plaza Dorada.

“Cuando salí del baño, comenzó a sonar la alarma de Plaza Dorada y unas cosas del techo se cayeron e hicieron mucho ruido. Me puse a llorar, no sabía si estaba temblando de nuevo y toda la gente corría. Unas señoras estaban gritando y mi abuelo y yo vimos unos vidrios de una tienda que se rompieron, ahí si tuve miedo”, cuenta con un poco de nerviosism­o.

Emery y su abuelo salieron de nueva cuenta a la calle, pero tenían que caminar con precaución: “Mi abuelo decía que no debíamos caminar por la banqueta, porque se podían caer más vidrios y mi abuelo me hacía caminar muy rápido”. Veinte minutos después llegó a casa y se sintió aliviada cuando vio llegar a su mamá.

Sobre las cosas que más le han llamado la atención después del sismo cuenta: “Supe de lo de la niña, del colegio ‘Enrique Rébsamen’, que supuestame­nte se llama Frida Sofía, pero me enojó que luego dijeran que todo era falso”.

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