e conmueven las palabras de nuestros intelectuales orgánicos y de los empresarios que afirman, con un espíritu positivo, digno de don Ildeponcho Guajardo, nuestro hombre en el TLC, que en toda crisis trágica aparecen las oportunidades y ya les urge que se aproveche lo sucedido con los edificios caídos para luego luego generar empleos en la industria de la construcción, a través de protocolos maravillosos que, sin duda, tendrán los niveles de seguridad de cualquier construcción en Abu Dhabi, pues el futuro de la CdMx será como de LosSupersónicos.
Es esa lógica a la Leo Zuckerman, que ve el vaso medio lleno: bueno, nos fue mejor que en el 85, no hubo tantos muertos ni se cayeron tantos edificios, casi que gracias a las reformas estructurales del licenciado Peña, y por eso México está de pie. Y está bien, es el imperio de las estadísticas y las proporciones: peor hubiera sido que estuviéramos todos bajo los escombros encarnando nuestro propio mito de la Frida Sofía en la Rébsamen.
Dato curioso: un niño de 13 años le preguntó al NuñoArtillero qué había pasado en esa escuela con Frida Sofía. La verdad, yo pensé que, fiel a su estilo, le iba a echar la culpa de todo a la Sheinbaum en su afán por desafanarse de tan alucinante historia, igualito que Mancera, quien se está poniendo unas lavadotas de manos de pronóstico reservado. El secretario explicó, entre otras cosas, que la SEP tardó 24 horas en hacer lo que pudo haber hecho en diez minutos: verificar la existencia de la supuesta niña atrapada. Igual que don Miguel Ángel, que parece no acordarse de las presiones de las grandes inmobiliarias que construyen saltándose las trancas y generando una burbuja inflacionaria espeluznante.
Que la escuela estaba bien hecha pero que una serie de sucesos desafortunados la quebraron, que se falsificaron permisos, que la dueña tenía en el techo su pequeño palacete, que aquello era un caos ingenieril y arquitectónico.
Eso me recuerda que si tú le haces un pequeño arreglo a tu casa, aunque sea en el oscuro rincón, se te aparece de la nada un inspector de la delegación, el representante de algún sindicato de la CTM o de la CROC o los dos para sacarte lana para los permisos. Por eso me extraña que en la Rébsamen, a pesar de los evidentes abusos, excesos y omisiones ingenieriles, no hubo un inspector ni un representante sindical que impidiera ese galimatías arquitectónico que fue colapsado por la verdad tectónica, que es irrebatible y no acepta chanchullos ni explicaciones por saltarse normas ni protocolos.
Lo bueno que el PRI, a través del benemérito Ochoa Reza, exige que los partidos entreguen el cien por ciento de sus lanas para el 2018, al fin que ya tienen lo que heredaron los Javidú&friends.
Y ya dijo la científica Carmelita Salinas, que todas la culpas sísmicas las tiene Kim Jong-un por andar lanzando bombas. Seguro que ahora le van a declarar la guerra, como Trump.