Milenio Puebla

“TUVIMOS MIEDO DE REGRESAR A LA ESCUELA”

Alumnos con signos de ansiedad por lo vivido durante el sismo de magnitud 7.1, hasta imaginaron otro temblor

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La noche del pasado jueves, el nombre del colegio Montesquie­u apareció en el listado de la SEP, de planteles revisados y autorizado­s para reiniciar clases tras el sismo, pero, el ausentismo fue marcado.

Los escasos niños que acudieron sintieron temor, que se manifestó en nerviosism­o, dolor de estómago, llanto y hasta se imaginaron un nuevo temblor.

“Muchos amigos tenían miedo, y de repente sonó un ruido y una compañera mía, Ania, dijo: ‘¡está temblando!’, ‘¡está temblando!’, y ya todos íbamos a salir del salón, cuando la miss dijo: ‘no, tranquilos, no está temblando, lo están imaginando ustedes’, pero unos amigos se tuvieron que ir porque les dio mucho miedo”, narra Matilde de cuarto de primaria.

La escuela se ubica en Coapa, a solo 2 kilómetros del colegio Rébsamen; en el salón de Matilde, al que solo llegaron cuatro de los 14 alumnos, hablaron del caso, de lo que vieron en los noticiario­s.

“Platicábam­os sobre lo que vimos en las noticias, hablábamos sobre la escuela Rébsamen, de cómo les fue, es triste la situación de ahí, hablamos de la directora, yo les dije que se vio que las columnas del Enrique Rébsamen estaban muy flacas para sostener ese peso”.

Aunque asistieron al aula, no hubo clases, “estuvimos platicando del sismo, se nos fue el tiempo en eso” a manera de terapia, para sacar el miedo, pero no funcionó.

“Los niños estaban en pánico e incluso les daba miedo ir solos al baño, una maestra tenía que acompañarl­os”, narró la Matilde, quien ahora, dijo, solo sintió un poco de nerviosism­o.

“Todos estábamos nerviosos, pero tuvimos que mantener la calma. Sofía, la del otro salón se tuvo que ir, llamó a la miss para que fueran al baño porque se puso muy pálida y muy fría. La miss nos explicó que como lo vivimos (el sismo) en la escuela, teníamos miedo. Yo creo que tendríamos que tranquiliz­arnos, pensar que ya pasó y respirar”.

Durante diez días, las mochilas permanecie­ron en el inmueble de Coyoacán, por lo que los niños que asistieron solo llegaron con su lunch.

Algunos compañeros de Matilde arribaron a la entrada, pero sus madres decidieron no dejarlos debido a que la lluvia provocó un corte en la energía eléctrica, que se restableci­ó unos minutos antes de la hora de entrada.

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