Reconstrucción ¿excluyente o incluyente?
Si la sociedad civil se movilizó para rescatar a personas atrapadas en casas y edificios, hizo donaciones de dinero y entregó millones de toneladas de víveres para damnificados, ¿quién se hará cargo de la reconstrucción?
La emergencia, propiamente dicho, más que relacionarlo al rescate de personas y mascotas, tendría que extenderse a la reconstrucción porque las consecuencias son devastadoras, en la parte material, social, sanitaria, emocional y técnica.
Las regiones mixtecas de Puebla y Oaxaca, con altos índices de pobreza, además de Chiapas, la CdMx y Morelos, son las más necesitadas de un plan nacional de reconstrucción, pero horizontal, con la sociedad civil.
Los tres niveles de gobierno algo deberán de hacer con su sensibilidad social y tacto político porque sería una ofensa para la sociedad civil, principalmente los jóvenes, que ahora la reconstrucción sea una facultad exclusiva de los gobernantes.
Y no se trata de la “sociedad civil” de los afectos de los gobernantes; tanto en los ámbitos federal, estatal y municipal, deberán crear mecanismos horizontales de información y mesas de trabajo en la conducción para reconstruir el país, partiendo de las viviendas.
No es posible un gobierno omiso - en mayor o menor medida- los días del desastre por los sismos del 7 y 19 de septiembre, que ahora monopolice la reconstrucción.
La respuesta de la sociedad civil, durante y posterior al desastre, fue muchos pasos delante de los gobiernos, de todos los niveles, tanto en capacidad como en fuerza.
Los gobiernos tienen la oportunidad de reivindicarse con una sociedad que ya no está muy dispuesta a permitir actos de exclusión, prácticas de corrupción o la simulación, en un momento donde las manifestaciones de cuestionamiento a los “políticos” ( gobierno) y al Estado de Derecho.
Si la partidocracia, la clase política y plutocracia creen que la sociedad civil está solo para hacer cadenas humanas, para retirar escombros, rescatar víctimas, hacer donaciones de dinero y entregar víveres, se estarían equivocando, y tendría un alto costo en las elecciones presidenciales y locales de 2018.