PRI empareja la pizarra
Si algo hay que reconocerle al Partido Revolucionario Institucional, es la disciplina de militantes y dirigentes, aunque algunos tengan que “tragar sapos”.
Con un presidente con la más baja popularidad en la recta final de su mandato y en plena sucesión presidencial, los priistas muestran disciplina y dan la impresión de caminar en un solo rumbo.
Pese a los escándalos de corrupción de gobernadores priistas -el último en caer en prisión por esas prácticas fue el ex mandatario tamaulipeco, Eugenio Hernández- y las crecientes sospechas de sobornos de Odebrecht en Pemex, el barco no se hunde.
De acuerdo a las diversas encuestas, el PRI, como tal, se estaría ubicando como la tercera fuerza, por la intención del voto del electorado, para las elecciones presidenciales de 2018.
Lo que sí desconcierta es lo que ocurre con el resto de los partidos políticos, sumergidos en una aparente crisis interna, que los aleja del interés del electorado.
En el Partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), posterior al escándalo de Eva Cadena, la recaudadora de dinero ilegal, está por conocerse el desenlace de la decisión del delegado de Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, si finalmente se postulará al gobierno de la CdMx.
Una situación similar a la capital del país, se reeditará en el resto de estados, donde habrá elecciones locales para elegir gobernador, diputados y alcaldes. Puebla será uno de los inevitables casos por la vorágine política en la disputa por la gubernatura.
El Partido de la Revolución Democrática parece haber superado la crisis interna, posterior a los últimos desprendimientos de senadores y “figuras” de la burocracia vitalicia de la “izquierda” histórica, como Pablo Gómez.
Pareciera estar más concentrado el PRD, en el Frente Ciudadano por México para establecer la alianza electoral, el proyecto de gobierno y los mecanismos de elección de candidatos, incluido el presidencial.
Acción Nacional, por su parte, estaría saliendo de la crisis interna con la magnificada renuncia de Margarita Zavala, pero se podría agravar la crisis si, finalmente, el mecanismo y la designación del candidato presidencial no satisface a nadie en el PAN, lo que, también, fracturaría al propio Frente.
Con todo y sus lastres, la disciplina priista pareciera empezar a emparejar las tablas con los partidos de la oposición, lo que puede traducirse en un arranque electoral más parejo en 2018.