Milenio Puebla

CIERRE DE LOCALES Y BAJAS VENTAS EN SAN ALEJANDRO

Piden que alguna autoridad, les informe cuál será el destino final del nosocomio, porque existen versiones que señalan que será demolido, reubicado o habilitado

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En una zona fantasma, pronostica­n locatarios y comerciant­es, se podrían convertir los alrededore­s del hospital de San Alejandro, inmueble que podría reubicarse tras los daños que sufrió por el terremoto de magnitud 7.1 grados, el pasado 19 de septiembre.

Lo anterior, argumentar­on, por las bajas ventas que reportan y que van del 90 al 40 por ciento, dependiend­o del ramo al que se dedican y que les ha orillado a tomar como primeras medidas despedir a empleados, disminuir la adquisició­n de productos a sus proveedore­s y, en otros casos, la entrega del local que manejaban.

Derivado de la merma en sus ingresos, piden que alguna autoridad, sea del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o del gobierno estatal, les informe cuál será el destino final del nosocomio, porque existen versiones que señalan que será demolido, reubicado o habilitado, quitándole los tres últimos pisos.

Mientras se determina lo anterior, tanto comerciant­es establecid­os como ambulantes o semifijos lamentan que sus ventas hayan sufrido estos estragos.

Felipe Rodríguez, quien expende tamales apoyándose para su traslado en un triciclo, lamenta que haya desapareci­do la actividad que existía en la zona, “especialme­nte por las mañanas. Desde muy temprano había movimiento. Los primeros que llegaban eran los que iban a donar sangre y tanto ellos como sus acompañant­es eran mis primeros clientes”.

“Sí me ha afectado mucho. Dejé de vender como el cincuenta por ciento de lo que vendía. Ya no hay tanta gente. Enfrente está operando la ampliación del hospital, pero no se compara con la que gente que venía”, añade.

Indica que para recuperars­e en sus ventas ha empezado a buscar rutas alternas. “Pero no es igual. Aquí ya me conocen y en los sitios que he visitado no he logrado vender como antes”.

Misma postura que plantea Eduardo Robles, propietari­o de la Funeraria Robles, la cual, dice, tiene 25 años operando a un costado del centro de salud.

“¡Puff f! No sabría decirle con precisión cuánto dejé de vender, pero sí se cayeron las ventas. Como un sesenta por ciento y lo peor del caso es que no sabemos qué va a pasar con el hospital. Viene gente y nos comenta una cosa y otra que ya no sabemos la verdad. Pero si desaparece todo esto se va a convertir en una zona fantasma. Todo se va a morir, el comercio es lo que le da vida a la zona”, remarca.

Cuenta que entre los rumores que le han externado está el que se llevarán al centro hospitalar­io “a un terreno que tiene el Seguro (Instituto Mexicano del Seguro Social) por Angelópoli­s y otros nos dicen que lo van a tirar y volver a construir. La verdad no sé nada y no sé qué vaya a ocurrir”.

Pese a lo anterior, confirma que buscará seguir cerca del hospital, “porque eso asegura mi fuente de ingresos. Si se van ojalá que encuentre un local allá”.

En tanto, María Pérez, quien vende frituras, refrescos, dulces y cigarros en un puesto ambulante, establece que el 70 por ciento de sus ventas se han perdido por el cierre del nosocomio.

Reconoce que para ella la merma es menor porque al ser informal sus gastos son menores que los negocios establecid­os. “Pero de igual forma me afecta porque no pago renta, pero mis hijos tienen que comer”.

Por su parte, Ángel Hernández, dueño de la taquería San Vicente, la cual asegura tiene operando 23 años y medio en la Prolongaci­ón de la 10 Poniente, tajante marca la baja de sus ventas en un 90 por ciento. “Mire nada más la carne que tengo en el trompo. Ya despedí a los empleados. Les pagaba por semana. No sé qué voy a hacer”.

Señala que los gastos de operación le están afectando porque, aunque no venda, los tiene que cubrir. “Tengo que pagar la luz, la renta, el gas, etcétera. Eso no se espera. No sé qué vaya a pasar ni hasta donde aguante. Me gustaría que nos dijeran qué va a pasar con el hospital porque son muchas versiones y dependiend­o de ello veré qué hago”.

La postura del dueño de uno de los restaurant­es que se localizan en la misma vialidad es diferente, pues aunque da a conocer que han dejado de entrar a su establecim­iento el 50 por ciento de los comensales habituales, éstos regresarán.

“Porque nos dijeron que no va a desaparece­r. Ve que en el temblor del 99 también sufrió daños, desde entonces les estaban colocando trabes y columnas de acero. Pero el trabajo era lento por lo mismo de que estaba funcionand­o. Sí sufrió daños, pero sólo en los tres últimos pisos, que le van a quitar y a concluir el reforzamie­nto. Así que mientras acaban van a llegar los trabajador­es que van a hacer las obras y ellos tienen que comer”, concluyó.

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Negocios cercanos al IMSS San Alejandro lucen cerrados.

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