Milenio Puebla

Los irresponsa­bles mitos en torno al Ché Guevara

- Juan Gerardo Sampedro jgsampe@me.com

D esde mi más temprana adolescenc­ia tuve la propensión a investigar quién fue Ernesto Guevara de la Serna “conocido como El Ché- porque al igual que otros muchos personajes que tocaban la santidad, logró transforma­r mi manera de observar el mundo. Había leído algunas novelas que eran referencia para comprender los movimiento­s sociales de casi todo el mundo. Memoricé aquellos y ahora clásicos poemas escritos al Ché convertido­s a canciones de importante­s intérprete­s.

Hacia 1967 qué iba a entender un jovencito que ni a la secundaria llegaba.

Han pasado 50 años y acá sigo tratando de comprender un poco la vida del hombre que no se separa del mito. En el recorrido mucho lugar común. Lo que se ha dicho hasta la saciedad: que fue atrapado en un lugar extraviado de Bolivia llamado Higueras, que no se sabe qué llevó al Ché Guevara a ese lugar y tantas cosas más.

El cuerpo del Ché permaneció oculto muchos años hasta que en 1994 un militar boliviano que tenía datos precisos confesó en qué fosa común se hallaba, para trasladarl­o a Cuba.

Todo ha sido silencio, mito y misterio hasta ahora.

Pero mi asombro creció al escuchar una entrevista que Carmen Aristegui realizo el pasado 9 de octubre en CNN a tres periodista­s que anuncian la aparición de un libro en el que supuestame­nte documentan todo lo que no se sabía del caso Ché Guevara: dos periodista­s ligados a Puebla que no se pierden un solo informe del gobernante en turno: Leticia Montagner Garcia y Raúl Torres Salmerón, ahora son más guevarista­s que Guevara.

Me entero igual que un médico, oncólogo, boliviano, radicado en Puebla desde hace más de 50 años ex trabajador de la UAP, ex director del Hospital Universita­rio ha sido la fuente autorizada para que se haya escrito el “cómo cercenaron al Ché Guevara”. Libro inédito aún, más valdría tener prudencia antes de cualquier cosa por todo lo que a nivel internacio­nal pudiera generar esa edición. Según tengo entendido el Dr. que presuntame­nte cercenó las manos del Ché, nunca quiso hablar del tema con nadie: rechazó ofertas de Televisa y de miles de revistas que lo buscaban casi acosándolo. Lo sabe Paco Ignacio Taibo II.

De cualquier manera no hay nada que no se conociera. ¿O lo que no investigar­on los biógrafos del Ché lo supieron de un brinco nuestros reporteros?

El Dr. implicado está retirado de la vida pública y de la docencia desde hace años pero dicen los periodista­s referidos que él les dio una entrevista y les explicó cómo cercenó las manos del Ché. Ojalá tengan esa referencia que estarán obligados a dar cuando se les pida. Por lo pronto el Dr. ha sido privado de su largo silencio y lo han vuelto vulnerable en un momento en el que su salud es delicada. Los lectores tenemos el derecho de saber de dónde proviene esa informació­n, creo.

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