El conocimiento ancestral aún sin descifrarlo
La ocurrencia de los eventos sísmicos nunca ha pasado desapercibida en la historia de la humanidad, debido a los estragos que causan, tanto por las pérdidas materiales como de vidas, pues existen vestigios de ello y han quedado registrados de diferentes maneras.
Los registros más antiguos que tenemos, -amén del registro que quedó plasmado en los restos arqueológicos, esculturas, arquitectura o mitos-, tenemos los códices, que a pesar de ser realizados en épocas coloniales, fueron elaborados con caracteres prehispánicos siendo documentos de un valor inapreciable para el conocimiento de los fenómenos sísmicos pasados, que demuestran el interés y el avance en el conocimiento que estas antiguas culturas tuvieron al respecto, al grado de que empezaban a generar toda una clasificación relacionada con la intensidad y ocurrencia de los sismos, como se puede apreciar en los diferentes elementos que caracterizan el símbolo Tlaliollin.
Con esto queda claro que las antiguas culturas que habitaron la República Mexicana tuvieron un conocimiento profundo de los eventos sísmicos, y su preocupación por los efectos que conlleva un evento de esta naturaleza los llevó al grado de predecir un cataclismo sísmico y elaborar toda una cultura de prevención, que se refleja en su arquitectura, a pesar de que ellos eran conscientes de que no podrían sustraerse a su destino, de ahí la necesidad de recuperar un pasado perdido, perdido porque no hemos sido capaces de descifrarlo a pesar de que tenemos los elementos para ello; de ahí la necesidad de aprehender esas experiencias ancestrales, ya que cualquier conocimiento que extraigamos del pasado su aplicación al presente será funcional. FRONTERAS A casi un mes del terremoto del 19 de septiembre, se han registrado más de 7 mil movimientos telúricos entre sismos y sus respectivas réplicas, en la frontera entre los estados de Chiapas y Oaxaca, de los cuales más de 896 presentaron magnitudes mayores a los 3 grados. El sábado pasado, por ejemplo, la intensidad de sísmica en esa zona se mantenía por encima de los 4 grados, franja sísmica que tiene muy ocupados a los especialistas, investigadores y científicos. No son réplicas, como lo comentan algunos importantes funcionarios públicos y algunos medios de comunicación sin fundamento científico, del pasado 19 de septiembre, pues no provienen del mismo epicentro.
Las acciones del gobierno federal y de la CDMX, acciones al vapor, que no solucionarán los problemas por lo contrario. Y un dato más: el estado de Oaxaca y Protección Civil no contaban con un Atlas de Riesgo de la zona. La capital Oaxaca de Juárez quiere ya entrar a la normalidad, los lugareños esperan con los brazos abiertos al turismo nacional e internacional. Y algo que sí me llamó la atención es la labor proactiva del Ejército Nacional, que se nota que sí está haciendo su trabajo.
*Premio Nacional de Periodismo 2008 y 2016. Premio México de Periodismo 2013. Director de la revista Medicina Científica.