La belicosidad de Antorcha
Juan Celis Aguirre olvida que es diputado federal y debe anteponer intereses del estado a los de Antorcha Campesina, porque de otra manera, sus palabras se estarían interpretando como un amago para generar violencia y “barbarie”.
En un encuentro masivo de la agrupación campesina en la Sierra Nororiental, ante cerca de 8 mil seguidores de la región de Huauchinango, utilizó un lenguaje bélico que ha caracterizado a esa agrupación: “Ojalá y todavía estuviera vigente aquella Ley del Talión. ¿Se acuerdan? Que era un poco más primitiva: ojo por ojo y diente por diente”.
Celis Aguirre se refería así, al reciente asesinato del presidente municipal de Huitzilan de Serdán, Manuel Hernández Pasión.
El legislador federal del PRI matizó la amenaza de la “Ley del Talión”, al asegurar que Antorcha Campesina no podían hacerlo y recurrirá a la ley para que se haga justicia, “porque si no estaríamos provocando una barbarie”.
Sin embargo, el tono de la amenaza fue mayor al advertir al gobierno estatal, y en particular a la Fiscalía General del Estado (FGE), que en caso de no esclarecerse el doble homicidio y no encarcelar a los responsables “en poco tiempo (…) vamos a paralizar el estado”.
Reiteró ante los antorchistas serranos que “si la indagatoria no prospera, no se quedarían de brazos cruzados”.
“Si el gobierno se duerme y nos va toreando, no lo vamos a permitir (…) Seríamos muy indignos de no encabronarnos por lo que sucedió”.
Detrás del control político de Huitzilan de Serdán, desde la década de los 80, la violencia ha sido el signo de la pugna por el control de municipios y comunidades de la zona, a la larga lista de asesinatos se suman el del alcalde y su escolta.
Crímenes han ocurrido de uno y otro bando, con el discurso de los pobres contra los “caciques”; todos los adversarios políticos de Antorcha Campesina, son “caciques”, desde Tecomatlán hasta Huitzilan de Serdán. La Fiscalía deberá esclarecer el doble crimen que se ha politizado, sin más pruebas.