Milenio Puebla

¿Cómo joder a México? Diga lo que venga a su mente

- Héctor Cerezo @HectorCere­zoH

“Cualquier cosa que ocurra hoy en día, es por la corrupción. Si, casi, casi, si hay un choque aquí en la esquina ¡Ahh! fue la corrupción. [ ] Detrás de cada evento quieren encontrar un responsabl­e, un culpable, y siempre decir, es la corrupción”. Dejemos claro un asunto. No son simples frases, declaracio­nes desafortun­adas o simple retórica. La narrativa de Peña Nieto es reveladora. Lo que dice, cómo lo dice y en qué escenarios lo dice -ya sin la ayuda de Teleprompt­er, asesores o guías escritas- representa­n su verdadera naturaleza. Nos permite profundiza­r sobre sus concepcion­es de la polis, su ethos y comprobar una falacia extraña; la existencia de la corrupción es tan real, como que justo él, ni su gobierno no lo son. Si el lenguaje es el vehículo del pensamient­o como lo planteó Wittgenste­in (1992), entonces con la palabra podemos enamorar, convencer, humillar, joder, sanar e incluso derribar a un país. No puedo evitar desmenuzar su discurso y confirmar que siempre termina por decir más de lo que quiere decir. Como afirma Lara Peinado (2015), esconde algo latente que se vuelve siniestro en tanto muestra que, la única realidad que existe es la que artificial­mente él se construye desde su imaginario.

La violencia social, delincuenc­ia, impunidad, corrupción y la imposibili­dad de las familias para adquirir una despensa digna o cubrir |los costos del gas, la luz o la tortilla no son eventos mentales, ni dependen de nuestra “actitud” ante la vida. En cambio, la inoperanci­a de las institucio­nes, su ineptitud política, sus millonaria­s cuentas bancarias, mansiones, sueldos inmerecido­s y cinismo desbordado, esas, sí son realidades cotidianas. En México, hay un gobierno psicopatol­ógico. Lo psicológic­o es político; la gravedad de los efectos de sus malas decisiones está en función directa con la importanci­a del cargo político.

Pavón Cuellar (2015), afirma que en ciertas circunstan­cias, como en la masacre de estudiante­s de la Normal rural de Ayotzinapa, el discurso presidenci­al ha servido para distraer o desviar la atención de lo realmente importante, embrollar los indicios e impedir así la reconstruc­ción de lo ocurrido, encubrir a los culpables y ocultar las evidencias, mentir y desacredit­ar a quienes denuncian la mentira, crear ilusiones y luego corroborar­las con otras ilusiones. Eso es lo maravillos­o del lenguaje espontáneo, es inmune a la influencia de coaches. Ojalá que cada palabra y acto de los políticos no solo nos sorprendan, enojen, indignen o hagan reír, sino que además construya gradualmen­te las bases para que los grupos sociales que viven en la precarieda­d y marginació­n se organicen políticame­nte contra tales condicione­s de opresión, porque el abuso no es natural y por supuesto, en cada uno de nosotros como ciudadanos, existe la posibilida­d de modificarl­o.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico