Milenio Puebla

El derecho a la movilidad humana

- JAIME ZAMBRANO Jaime. zambrano@milenio.com

El estado de Puebla se coloca como un espacio de origen, retorno, tránsito y hospedaje de migrantes que buscan llegar a los Estados Unidos con el objetivo de mejorar su calidad de vida y la de sus familias.

Los derechos humanos son el conjunto de prerrogati­vas inherentes a la naturaleza de la persona, cuya realizació­n efectiva resulta indispensa­ble para el desarrollo integral del individuo que vive en una sociedad jurídicame­nte organizada. Están establecid­os en la Constituci­ón y en las leyes y deben ser reconocido­s y garantizad­os por el Estado.

De acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), entre las garantías de las personas se encuentran, la igualdad ante la ley, la libertad, la libertad de asociación y reunión, la libertad de tránsito y residencia, la garantía de audiencia, la garantía de legalidad, la seguridad jurídica en materia penal internacio­nal, los derechos de la víctima o del ofendido y el derecho a un medio ambiente adecuado.

La movilidad humana es un derecho y, por ningún motivo, las personas migrantes o huéspedes deben ser criminaliz­adas por su condición migratoria o situación jurídica.

Sin importar su situación migratoria, el Estado mexicano debe garantizar el derecho a la seguridad personal de los migrantes como lo marca el artículo 66 de la Ley de Migración: “La situación migratoria de un migrante no impedirá el ejercicio de sus derechos y libertades reconocido­s en la Constituci­ón, en los tratados y convenios internacio­nales de los cuales sea parte el Estado Mexicano”.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación en 2008 resolvió que quienes dan cobijo o ayudan a migrantes sin obtener un beneficio económico no cometen el delito de tráfico de personas.

Antes de la resolución de la SCJN, las personas que proporcion­aban ayuda humanitari­a a los migrantes irregulare­s se exponían al procesamie­nto penal.

Amnistía Internacio­nal (2010) descubrió que muchas personas que viven cerca de las rutas de migrantes desconocen la resolución de la Suprema Corte y, por tanto, siguen temiendo ser procesadas si proporcion­an ayuda a los migrantes.

Al final, los seres humanos tienen derecho a la movilidad y el reto de las autoridade­s mexicanas, federales, estatales y municipale­s, es brindar a los migrantes servicios y programas sociales con el propósito de proteger y hacer valer cada uno de sus derechos.

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