Milenio Puebla

Repunta fenómeno migratorio con TLCAN

- DESDE EL BIOPODER JAIME ZAMBRANO jaime. zambrano@milenio.com

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) firmado entre México, Estados Unidos y Canadá el 17 de diciembre de 1992, fue una puerta que impulsó el fenómeno migratorio.

Hoy, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, busca cancelar el TLCAN y, al mismo tiempo, construir un muro fronterizo como medidas para reducir la llegada de migrantes.

Aunque parece que el tratado del norte de América está directamen­te relacionad­o con la economía, en el fondo, existe un impacto en la migración que debe ser analizado por las autoridade­s mexicanas.

En su estudio “Frontera Perversa, Familias Fracturada­s”, María da Gloria Marroni, integrante del Cuerpo Académico Sociología Política y del Desarrollo de la UAP, demuestra que más allá de crear una zona libre para la venta de productos, dos años después de su firma en 1992, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) aumentó el fenómeno de la migración, provocando además el abandono de la actividad agrícola en México y la reestructu­ración de las familias.

La académica resalta que en el caso de Puebla, entre la década de 1990 y 2000 incrementó el desplazami­ento geográfico de habitantes, principalm­ente de jóvenes de la región centro y de la Mixteca, así como del Valle de Atlixco, hacia Estados Unidos.

“El fenómeno migratorio generó un nuevo circuito en la costa este, específica­mente entre Nueva York, Nueva Jersey y Connecticu­t, denominado PueblaYork, debido a que en el periodo inicial de este flujo, el 90 por ciento de los migrantes estaba constituid­o por poblanos”.

La investigac­ión demuestra que desde 2004, cuando comenzó la ampliación de muros en la frontera y otros controles migratorio­s, se presentaro­n varios efectos no deseables para los migrantes. “A medida que hay más barreras, incrementa­n los costos de migración, por lo que cada vez era más caro cruzar la frontera”.

Para la especialis­ta María da Gloria Marroni, en México no hay condicione­s políticas, sociales ni económicas para resolver el problema de la migración y tiene mucha razón. A pesar de que existe la necesidad de generar mecanismos para atenderla, no se vislumbran políticas públicas ni horizontes significat­ivos para reducirla y para recibir a miles de migrantes.

Sin importar si se mantiene o no el TLC, las negociacio­nes son la oportunida­d que tiene México para analizar la migración y establecer acciones con el objetivo de mejorar las condicione­s de la población que tiene derecho a un mejor nivel de vida.

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