Puigdemont se niega a acatar orden de Rajoy
Pide a catalanes defender su movimiento desde la “oposición democrática”
Carles Puigdemont, destituido por el jefe del gobierno de España, Mariano Rajoy, como presidente de Cataluña, rechazó la medida al argumentar que únicamente puede hacerlo el Parlamento local. Además, animó a los catalanes a resistir “pacíficamente” la aplicación del artículo 155 de la Constitución aprobada por el Senado español.
Puigdemont compareció por primera vez ayer tras ser destituido de su cargo horas después de la proclamación de la independencia en el Parlamento de Cataluña.
El cese de su Ejecutivo, afirmó, “es contrario a la voluntad de los ciudadanos en las urnas”, porque “en una sociedad democrática son los parlamentos los que escogen al presidente. “Tenemos que continuar defendiendo esta etapa con compromiso cívico”, insistió Puigdemont, y en el mismo sentido, pidió a los independentistas que respeten “a personas y símbolos” y también “a los catalanes que no están de acuerdo” con la secesión. “La mejor manera para defender las conquistas es la oposición democrática al artículo 155”, añadió Puigdemont. “No tenemos la razón de la fuerza, ni la queremos. Seguiremos trabajando para construir un país libre y para mantener la fraternidad con los pueblos de España, con los que queremos Como está siendo habitual en las últimas semanas en Madrid, miles de personas se manifestaron portando banderas españolas para manifestar su apoyo al gobierno tras la aplicación del 155 en Cataluña. La cita fue, otra vez, en la Plaza de Colón.
“España no se rinde”, se leía una pancarta desplegada por un grupo de extrema derecha, Hogar Social, mientras que algunos participantes animaban a los manifestantes que portaban banderas de la legión española.
Los manifestantes se reunieron al grito de “Puigdemont a prisión” y con mensajes a favor “del respeto a la Constitución”. Entre los asistentes se encontraban la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y el vicesecretario de comunicación del gobernante Partido Popular (PP), Pablo Casado.
“Cataluña nunca ha sido independiente y nunca lo será”, declaró a la prensa, subrayando que “se ha restaurado la democracia” aplicando la Constitución.
Hoy en Barcelona también se ha convocado una manifestación a favor de la unidad de España y para apoyar las medidas aplicadas por el gobierno de Rajoy. vincularnos desde el respeto y el reconocimiento mutuos”, declaró en un mensaje emitido por la oficialista regional TV3, en el que se le presentó como presidente.
El gobierno conservador de Rajoy se negó a valorar las declaraciones de Puigdemont, que siguió su propio discurso de tres minutos —grabado horas antes— en la televisión de un bar en Girona (donde fue alcalde y reside), mientras tomaba vino. Sin embargo, en una entrevista con Reuters, el portavoz Íñigo Méndez de Vigo señaló que el Ejecutivo nacional recibiría con “agrado” que el ex presidente regional se presentará a las elecciones catalanas del 21 de diciembre.
Puigdemont debe abandonar su cargo de inmediato luego de que se publicara su cese y el de sus consejeros en el BoletínOficialdel Estado ( BOE). Si no lo hace, incurrirá en un delito de usurpación de funciones si se resiste a aceptar su cese y se atrinchera en el Palacio de Gobierno en Barcelona, un delito que sería castigado con la pena de cárcel de uno a tres años.
Ni siquiera fue necesario informarles su destitución porque basta con la publicación de la información en el BOE. A partir de ese momento, dejaron de percibir sueldo por el cargo que ostentaban y de tener firma.
El BOE publicó, además del cese de Puigdemont y de sus consejeros, las competencias y funciones que se traspasan ahora al gobierno y las manos que las deberán asumir.
También se dio a conocer que Rajoy ya es formalmente el responsable del gobierno catalán. Sin embargo, será Soraya Sáenz de Santamaría la encargada de hacer las veces de Puigdemont en el día a día para facilitar las tareas ejecutivas que supone administrar una comunidad autónoma.
La vicepresidenta española asume el mayor poder, la voz y la capacidad de comunicación de Cataluña y sus relaciones con el exterior, además de la potestad normativa de la autonomía.