Milenio Puebla

Carpintero­s de Chilac se instalan cerca del panteón municipal, espacio al que los habitantes llevan las cruces de las tumbas de sus familiares para que sean reparadas. Con un siglo de antigüedad, el trabajo está a punto de extinguirs­e

Cada año,

- Al día, reparan cinco cruces.

Desde principios de octubre, en improvisad­as chozas ubicadas en terrenos baldíos frente al Panteón Municipal de Chilac, se establecen carpintero­s dedicados a reconstrui­r cruces de madera de las tumbas. Dichos objetos se retiran previo al Día de Muertos, para recibir este 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre, maderos en buen estado que se entregarán a los familiares que se adelantaro­n en ese viaje sin retorno. auxiliar, Franco; ellos se encargan de recibir cada una de las cruces de madera y algunas de metal. Éstas últimas son más fáciles de reparar, porque en su mayoría solo se lijan y pintan, mientras que en las de madera cortan, lijan, clavan y pintan varias de sus partes. Detalle a detalle cubren con pintura y clavos La familia de don Fernando realiza un trabajo meticuloso en cada cruz de madera, la cual es una de las costumbres de los pobladores. Lo anterior se demuestra en la mayoría de tumbas, donde los padrinos llevan los maderos a los nueve días del fallecimie­nto; al tercer año, las cruces se deterioran, por lo que adquieren una nueva cruz de madera. La totalidad de las cruces necesita de barniz o pintura de aceite, en colores caoba, café o blanco, señala don Fernando. En este trabajo, además de tener un pulso fino para colocar la pintura de color oro, se necesita de personas que tengan excelente letra manuscrita o script, pues es uno de los requisitos que más piden los interesado­s en este trabajo, ya que se quieren que las cruces se vean bien de principio a fin, señaló Fernando Duarte Espíndola. Trabajo domiciliar­io Fernando Duarte recuerda que antes, la reparación de cruces se hacía en los domicilios, al cual acudía el interesado. Así lo hacía su padre, Guillermo Duarte, quien le enseñó el oficio. Don Fernando recuerda que su familia recibía en su taller todas las cruces previo al Día de Muertos; sin embargo, los responsabl­es de este oficio desde hace 20 años decidieron cambiar el proceso, por lo que llevaron el servicio más cerca, hasta el panteón, por lo que se instalan a 50 metros del camposanto. El trabajo inicia en los primeros días de octubre y finaliza el 1 de noviembre, fecha cuando llegan las últimas cruces; para cumplir con el tiempo de entrega, se reciben las cruces hasta el 27 de octubre. Por temporada, reparan hasta 500 cruces Quienes se dedican a la reparación de cruces, trabajan en cinco a 10 cada día. Por cada pieza grande, cobran 70 u 80 pesos; mientras las piezas pequeñas, de 30, 40, 50 pesos, según el tamaño. Don Fernando señaló que en esta temporada, reparan hasta 500 cruces. Señaló que las familias empiezan a colocar sus piezas desde el 1 de noviembre en cada sepultura, la cual será adornada de cempasúchi­l. Llaman a los jóvenes a continuar con esta tradición Pedro Fausto Mora Martínez, quien ha seguido con este oficio, hizo un llamado a los jóvenes de este municipio a participar en esta actividad para que no se pierda. Justificó su petición tras señalar que ahora solo dos talleres realizan esta actividad.

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