Marchan en Barcelona por una España unida
Bajo el lema “¡Todos somos Cataluña!”, al menos 300 mil personas salen a la calle en una manifestación apoyada por partidos antisecesionistas
Dos días después de la declaración de independencia del Parlamento catalán, cientos de miles de personas marcharon en Barcelona contra la secesión de esta región autónoma, por cuyo control pugnan el gobierno español y el destituido Ejecutivo independentista catalán de Carles Puigdemont.
Mientras, los primeros sondeos apuntan cambios en el panorama político catalán tras los próximos comicios regionales, convocados para el 21 de diciembre por el gobierno central del conservador Mariano Rajoy. Según una encuesta publicada por el diario ElMundo, los partidos independentistas perderían la mayoría absoluta en el parlamento catalán obtenida en septiembre de 2015, pasando de 72 escaños sobre 135 a una horquilla entre 61 y 65.
En el plano político y penal, hoy es un día clave, pues los líderes catalanes destituidos, entre ellos el presidente Puigdemont, o los diputados del Parlamento disuelto, pueden intentar volver a sus puestos de trabajo. También se espera que la fiscalía española se querelle contra Puigdemont y otros altos cargos de su gobierno por “rebelión”, un delito penado con hasta 30 años de prisión.
Pero, y a pesar de las causas judiciales abiertas contra él, el gobierno español aceptaría que el líder independentista se presentara a los próximos comicios. “Se anima a participar a todo el mundo y Puigdemont está invitado a presentarse”, dijo el embajador español en Francia, Fernando Carderera.
En Barcelona, bajo el lema “¡Todos somos Cataluña!” y un mar de banderas españolas y catalanas, una multitud inundó el elegante paseo de Gracia de Barcelona: 300 mil según la policía local, un millón según la delegación del gobierno español y 1.1 millones según los organizadores.
Respaldada por los principales partidos no separatistas, la marcha fue convocada por la asociación Sociedad Civil Cata- El primer ministro de Bélgica, Charles Michel, reclamó al secretario de Estado belga de Migración y Asilo, Theo Francken, que no eche “leña al fuego”, después de que éste dijera que el ex presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, puede pedir asilo político en Bélgica. En un comunicado dirigido a la agencia belga, Michel afirmó que el asilo para Puigdemont “no está en absoluto en el orden del día” del gobierno. “Pido a Theo Francken que no eche leña al fuego”, dijo Michel, quien reiteró, además, su llamado al diálogo entre las autoridades españolas y catalanas. lana (SCC), que ya congregó una manifestación masiva después del referendo inconstitucional sobre la secesión del 1 de octubre.
El pasado viernes el Parlamento de Cataluña declaró la independencia y el Ejecutivo español de Mariano Rajoy destituyó al gobierno catalán y tomó el control de su administración. “Ha sido una locura que nos ha llevado al precipicio”, repudió Álex Ramos, vicepresidente de SCC, en referencia a la declaración de independencia no reconocida por ningún país. “Es un momento dramático en la historia de España, un momento tremendamente “El presidente catalán Puigdemont puede solicitar asilo político” en Bélgica, señaló Francken en su cuenta de Twitter. Previamente y según la cadena de televisión pública flamenca VRT News, el secretario de Asilo belga indicó que Bélgica podría ser una salida para Puigdemont si corriera el riesgo de ser encarcelado. “Los catalanes que se sienten políticamente amenazados pueden solicitar asilo en Bélgica. Puigdemont también pertenece a ellos. Eso es totalmente legal”, declaró Francken a ese medio. difícil y peligroso”, advirtió el ex presidente del Parlamento Europeo, el catalán Josep Borrell, pidiendo a los manifestantes “serenidad” para “seguir viviendo juntos”.
Cataluña, con 7.5 millones de habitantes, vive una clara división sobre la secesión. Unos, que no son la mayoría, validan la declaración de la república y otros respiran aliviados tras la intervención del gobierno español, al cual piden más “mano dura”.
Por segundo día consecutivo, los catalanes se despertaron sin saber quién llevaba las riendas de su administración, en cuyos edificios seguían ondeando las banderas españolas. Oficialmente, las funciones del gobierno regional las asumió la vicepresidenta de Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría. El Parlamento está disuelto hasta las elecciones. Además, más de 150 altos cargos fueron cesados, la red de embajadas catalanas abiertas en los últimos años cerrada y la cúpula de la policía regional, los Mossos d’Esquadra, relevada por órdenes del Ministerio del Interior.
El nuevo comando dio órdenes para retirar la escolta a los dirigentes destituidos, así como las fotografías de Puigdemont de las comisarías. Pero los líderes independentistas no reconocieron su cese.