Milenio Puebla

FLORES, FUTBOLISTA POBLANO EN EUROPA

Oriundo de San Gabriel Chilac, Gustavo compite y es una proeza

- Edgar González / Puebla POR EDGAR GONZÁLEZ / PUEBLA o FOTOGRAFÍA SERGIO CERVANTES

Cuando el éxito se consigue como extranjero, tiene un doble mérito, pues no sólo implica superar las barreras del idioma y las costumbres del país al que se es ajeno, sino también dejar de manifiesto que no siempre el talento es reconocido donde se nace y de ahí que lo hecho puede considerar­se como una proeza, misma que en la vida ha alcanzado el futbolista poblano, Jaime Gustavo Flores Martínez.

Para el oriundo de San Gabriel Chilac, sitio en el que nació el 22 de julio de 1987, su carrera como profesiona­l no ha sido nada sencilla, pero sí muy gratifican­te, pues es en la actualidad uno de los mexicanos que compite profesiona­lmente en el futbol de Europa, sueño que hace 30 años comenzó tras patear un balón.

“Desde niño, desde que tengo memoria empecé a jugar ahí en mi pueblo, con mis amigos, principalm­ente, en los torneos locales en mi pueblo, ahí fue donde realmente me empezó a llamar la atención el deporte, específica­mente el futbol, después se me fue haciendo un hábito, una disciplina y hasta ahora donde estamos”.

Sus habilidade­s y deseos de competir más allá del tema lúdico, lo llevaron a desarrolla­rse hasta encontrar acomodo en un equipo de Tercera División en Tehuacán, situación que para él implicó el iniciar a pronta edad su independen­cia, pero siempre contando con el respaldo de sus seres queridos y amigos.

“Yo jugaba con mis compañeros de la secundaria en el torneo de Tehuacán, primero inicié en Chilac, en el torneo local, pero por la invitación de mis amigos llegué a Tehuacán, ahí, por la edad estaban buscando jugadores, ya había dos chicos de Chilac en Tercera División, que fueron los que también me motivaron, porque ya no iba solo, tenía once, doce años cuando empecé en Tehuacán, ya no me sentía tan solo, en ocasiones me iba con ellos, ya una vez que supe la ruta me fui por mi cuenta, ellos ya iban de salida porque eran mayores, yo era menor, ese fue mi lapso en Tehuacán, donde realmente me formé como futbolista a lo largo de dos temporadas”.

Consciente de que ese era sólo un paso en su andar, Jaime no dudó un solo momento cuando la oportunida­d de emigrar se presentó, y fue a través del Club Cruz Azul que él dejó pronto territorio poblano para vivir seis años bajo el cobijo de los Cementeros, con los que pudo recorrer distintas plazas, pero siempre a préstamo, sin arraigo con los celestes.

“Me fui a México a una visoría a Cruz Azul, donde estuve casi seis años, llegué a un selectivo, pasé el proceso de Fuerzas Básicas, estuve en lo que es ahora Sub 17, en el quinto equipo, ahí fue donde me mantuve, jugué en otras Terceras Divisiones, a préstamo, jugar en un club es difícil porque cada semestre llegan nuevos jugadores, me mandaron a préstamo, pero seguía siendo propiedad del Cruz Azul”.

Dicha etapa no fue para nada placentera fuera del terreno de juego para Flores Martínez, que recuerda, pasó momentos de apremio, ya que su estancia en algunos clubes, le hicieron ver lo precaria que es la situación económica para los equipos de divisiones menores en algunas partes del país, cuestión que a él sirvió y de la que siempre trató de sacar el mayor provecho posible.

“Fue muy difícil, la verdad, porque me mandaban a lugares donde con lo mínimo se vivía, una o dos veces comías, porque era lo que había en el club, anduve en el Valle del Mezquital, en Chihuahua, en el Estado de México, fue muy difícil porque todos anhelamos estar en un primer equipo, en un club, porque cuando llegas, ya estás, te sientes partícipe, pero a veces no es tan fácil mantenerte ahí”.

Difícil dejar las canchas

Al ver que los años corrían, que la posibilida­d de llegar a defender la camiseta azul en Primera División era cada vez más lejana, Jaime Gustavo decidió emprender un nuevo proyecto como estratega, razón por la que decidió iniciar los cursos de entrenador, que en un abrir y cerrar de ojos lo colocaron como instructor de su propia academia en la capital del país.

“Gente, entrenador­es de Cruz

Azul fueron los que me motivaron a seguir estudiando, a prepararme en el futbol, así decidí dejar el futbol y meterme a estudiar como entrenador. Mi último equipo fue en Chihuahua, regresé a México, me establecí ahí, hice mi carrera, en el ENDIT, me invitaron a trabajar, ya como entrenador, un amigo me dejó una cancha y yo inicié una escuela de futbol, que ahora ya tiene nueve años, la escuela se llama ‘Jimmy Soccer’, la tengo en la Ciudad de México, tenemos todos los principios de una escuela de futbol, porque le competimos a escuelas filiales, nada más es el puro nombre lo que cambia”.

Metido de lleno en la instrucció­n y adiestrami­ento de nuevos talentos, Flores Martínez no pudo evitar el regresar a las canchas, primero por medio de la Comisión del Jugador, donde sin siquiera esperarlo, llegó la invitación para volver a jugar, pero no en México, sino en el extranjero.

“Yo seguí preparándo­me, dándole a la talacha, me mantuve y un día llegué a la Comisión del Jugador, ahí me nació otra vez el deseo de jugar, estaba joven, tuve la oportunida­d de estar en un curso donde conocí a varios entrenador­es y ahí me invitó un amigo que traía un proyecto para Barcelona, me dijo juegas bien, por qué no regresas, la verdad así me salió la oportunida­d de ir a Barcelona, a un curso, pero también a jugar a la Primera Catalana, que es como la Segunda Premier en México o Liga de Ascenso, estuve con el Santa Coloma de Farnés”.

Sin nada que perder y con todo por ganar, emprendió el camino para pisar de nueva cuenta el césped en territorio español, donde su ilusión tomó un segundo aire mucho más allá de lo que en un inició imaginó, situación que no desaprovec­hó y dio todo de sí, lo que sin duda fue una experienci­a gratifican­te, pero muy diferente.

“Me volvió la ilusión, ahí volví a retomar lo que yo tanto anhelaba, de jugar en un primer equipo, de estar en Primera División. Fuerzas Básicas era algo parecido, pero sin medios, sin reflectore­s, el irme a Europa, fue una gran experienci­a, métodos de entrenamie­nto diferentes, horas diferentes, alimentaci­ón diferentes, pero a pesar de todo, me regresó la ilusión, de consolidar­me ahora en Europa para sobresalir con mi equipo”.

Luego de seis meses con el Santa Coloma, la necesidad de concluir sus estudios como estratega en México lo hizo volver al país para cumplir su objetivo, tiempo que no desperdici­ó en lo absoluto, ya que durante dicho lapso, tras recibir su título, inició su carrera como técnico en Chihuahua, con el equipo que en el pasado había defendido.

“Antes de volver a Europa con mi título, me fui un semestre a dirigir a Chihuahua como interino, ya tenía mi título y necesitaba­n a alguien para cerrar el torneo, fue en el equipo donde jugué, fui y concluí el torneo para volver en el 2015 y dirigir sólo seis meses, ya que fue cuando me salió una nueva oportunida­d de irme a Europa, a Andorra, al equipo del CE Carroi, donde nos conocían como los ‘Once Mexicanos’”.

Una aventura llamada Andorra

Luego de la aventura en tierras chihuahuen­ses, “Jimmy” retomó lo que había dejado pendiente en Europa con otra casaca y en un país distinto: Andorra, donde gracias a lo vivido con anteriorid­ad en territorio catalán, la adaptación, el idioma y las costumbres no le representa­ron impediment­o alguno para pronto comenzar su despunte.

“En Andorra empieza otra experienci­a diferente a Catalunya, otra experienci­a también de mucho aprendizaj­e, me volvió la ilusión de volver como futbolista. Donde batallé fue más en Catalunya, porque se habla catalán, era mi primera vez estando en Europa, ahí aprendí algo, me di cuenta que debía prepararme, adaptarme, estudié el idioma, quería mi revancha, así que cuando llegué a Andorra, que también hablan catalán, la verdad no me asustaba, ya sabía cómo funcionaba­n las cosas, los métodos de entrenamie­nto, eso me ayudó mucho a crecer, primero como persona, después como deportista”.

Al ser uno de los más veteranos en la organizaci­ón, pronto su liderazgo se hizo patente en la escuadra, misma con la que llegó a la final del primer torneo, la que para su mala fortuna no ganaron y con ello la posibilida­d de asistir a la Copa del Rey se diluyó, más no así sus ganas de seguir adelante.

“Las cosas se dieron muy bien, fuimos subcampeon­es de Andorra en el primer torneo, si quedábamos campeones íbamos a ir a la Copa del Rey, que te da un lugar para la Europa League, estuvimos cerca, fue una buena experienci­a, el entrenador era mexicano, él combinaba la parte europea con el método mexicano y nos funcionó mucho, fue una muy buena experienci­a porque me abrió otras puertas más adelante para irme a otro equipo”.

Justo cuando estaba por comenzar un nuevo proyecto en México, la vida le brindó una nueva oportunida­d, ahora con el CE Jenlai, donde gracias a lo hecho con anteriorid­ad, su sitio estaba ya reservado para arrancar con la búsqueda del ascenso y por ende la disputa en torneos importante­s del viejo continente.

“Terminado el torneo en Andorra regresé porque me invitaron de nuevo al equipo en Chihuahua, no dije que no, fui a dirigir, pero sólo estuve seis meses, porque debía regresar a Europa, así que firme por seis meses porque ya tenía algo platicado con un promotor de Andorra, así que finalicé mi compromiso en Chihuahua y me regresé a jugar con el CE Jenlai donde no sólo juego, sino también dirijo ya”.

Las facilidade­s brindadas por su nueva institució­n, al “Kalu” como le apodan, le dieron la oportunida­d de iniciar su escuela “Jimmy Soccer” en Andorra, donde con el respaldo de la organizaci­ón, pudo replicar su modelo mexicano con las mejoras que sus nuevos conocimien­tos a él brindaron.

“Con los niños ya tengo dos meses, tengo la estructura en dos categorías con los pequeños, al presidente del equipo le gusta mi forma de trabajar, trato de llevar cosas que se hacen bien en México, trato de implementa­r la parte de la metodologí­a europea, eso me gusta, trato de mezclar esos sistemas, interactua­r de forma correcta con los niños, les comparto mis experienci­as, que sepan que no es fácil llegar a un primer equipo, estoy contento, voy a tomar allá un curso, tengo contrato hasta mayo, pero tal vez voy a poder dirigir al primer equipo el próximo año”.

Aún cuando el futuro parece ser promisorio para él en Europa, Jaime Flores no quita el dedo del renglón, ser entrenador en México en Liga de Ascenso, o auxiliar en Primera, cuestión que sabe se puede conseguir, por lo que tratará de hacerse de un nombre, de éxitos que a él permitan volver en algún momento para triunfar, que es lo que sabe hacer.

“Sí me gustaría venir a Liga de Ascenso o auxiliar de algún primer equipo, Fuerzas Básicas, sólo así tentativam­ente me gustaría volver, de momento yo quiero consolidar­me en Europa, quiero dirigir ahí, me estoy pegando a la Selección para aprender y mejorar, porque esto es así”, finalizó.

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Inició a pronta edad su independen­cia, pero siempre con el respaldo de sus seres queridos
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No quita el dedo del renglón, ser entrenador en México en Liga de Ascenso.
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