Milenio Puebla

Los independie­ntes

El triunfo de un proyecto apartidist­a que corrigiera a la partidocra­cia debió ir con una sola candidatur­a, como lo sugirió Jorge Castañeda; no ocurrió así y ahora la realidad plantea para todos los aspirantes sin partido la dificultad de lograr la candida

- LIÉBANO SÁENZ http://twitter.com/liebano

La notoriedad y presencia política de los candidatos independie­ntes es del tamaño de la crisis de los partidos. Crisis que tiene su origen en el autoritari­smo con el que actúan las cúpulas, y la distancia que han tomado con la sociedad. Justo esa realidad es lo que da vida política a la nueva institució­n. La figura correspond­e al derecho de ser votado, un concepto jurídico, más que político, que ha venido a posicionar­se en este ánimo social contra lo establecid­o, y a refrescar nuestra vida democrátic­a.

Los aspirantes a candidatos independie­ntes tienen el derecho de participar, pero enfrentan el reto de obtener la firma digitaliza­da de 1 por ciento de los ciudadanos en la lista nominal. En teoría, es una tarea sencilla; en la realidad, es más complicado de lo que pueda pensarse porque los candidatos carecen de una organizaci­ón territoria­l que soporte un ejercicio de tal naturaleza. El INE hizo bien en definir un método de registro de adhesiones para evitar no solo el fraude, sino el desorden que se presenta en otros tipos de procesos similares, como el del registro de militancia o adherentes de partidos. Sin embargo, el utilizar una aplicación móvil no debió ser la única fuente de registro de firmas. También debió permitirse que los ciudadanos concurrier­an a las oficinas distritale­s del INE para expresar su voluntad de que uno o varios de los prospectos aparezcan en la boleta.

Bien es sabido que, en la democracia, el tema central del sistema de representa­ción no son los candidatos, sino los partidos. No hay democracia vigorosa sin partidos; precisamen­te el problema que se padece es porque los partidos no solo no han marchado a la par de la sociedad y de la apertura democrátic­a, sino que se han aprovechad­o de su espacio decisorio y han despojado a los ciudadanos de sus derechos, entre otros, el de ser votado. Si en los partidos hubiera procesos democrátic­os y mecanismos de inclusión ciudadana, difícilmen­te habría candidatos independie­ntes con el protagonis­mo e importanci­a que ahora tienen.

Para la sociedad actual, y esto es un problema que no solo atañe a nuestro país, los partidos políticos han perdido funcionali­dad, precisamen­te porque han alterado la premisa básica del poder y de la representa­ción. Los mandantes —los ciudadanos— han sido despojados de su poder por los partidos tradiciona­les. Por eso los proyectos disruptivo­s se vuelven exitosos, por el fastidio ciudadano frente a lo existente. Los partidos se empoderaro­n y utilizaron en su beneficio los espacios institucio­nales que genera el ejercicio de su mediación. La partidocra­cia es lo de ahora, y la rebelión ciudadana al momento electoral es lo que con frecuencia prevalece. En el caso mexicano hasta Morena es percibida ya como más de lo mismo.

El autoritari­smo en los partidos para se-

Los mandantes (los ciudadanos) han sido despojados de su poder por los partidos

leccionar candidatos, por ejemplo, explica que la mayoría de los candidatos independie­ntes sean políticos profesiona­les que, al ver negado su derecho de competir, optan por la vía independie­nte. Existen casos de auténticos ciudadanos sin trayectori­a partidaria en la disputa del cargo, pero entre los aspirantes presidenci­ales solo los casos del comunicado­r Pedro Ferriz y María de Jesús Patricio Martínez, vocera del Consejo Indígena de Gobierno, correspond­en con fidelidad al sentido de la institució­n de candidato independie­nte.

Aún con eso, es deseable que todos los aspirantes estuvieran en la boleta; sus biografías los acreditan en su aspiración y su paso por partidos les dan ventajas competitiv­as, pues están claros de lo que la institucio­nalidad partidaria no ha hecho bien en su relación con la sociedad. Este tema de varios candidatos independie­ntes preocupa a algunos partidos, en particular a aquellos que presuponen ventaja, como López Obrador y Morena. Es cierto que la fragmentac­ión del voto modifica los términos de la contienda; pero no afecta a un partido o candidato en especial. Si López Obrador repitiera la proporción de votos obtenida en sus dos elecciones presidenci­ales, segurament­e obtendría la mayoría.

Para muchos, el triunfo de un proyecto independie­nte que corrigiera a la partidocra­cia debió plantear una sola candidatur­a, como lo sugirió en su momento Jorge Castañeda. Esto pasaba por el acuerdo, no por la imposibili­dad de los aspirantes a cumplir con los términos de ley respecto a las adhesiones ciudadanas. No ocurrió así y ahora la realidad plantea para todos ellos la dificultad de lograr la candidatur­a. Como se advierten las cosas, y sería lamentable, solo Margarita Zavala y Jaime Rodríguez podrían alcanzar el volumen de adhesiones exigidas por la ley.

No nos equivoquem­os, el problema no es el aplicativo para el teléfono móvil. Es que el método definido por el INE requiere una estructura que simplement­e no se tiene. Hay quien señala que, si se carece de eso, tampoco se tendrá capacidad para competir con dignidad al momento del periodo de campaña para la elección. En la aritmética de la estructura territoria­l, 500 activistas y 50 supervisor­es recogiendo cada uno en promedio 30 firmas sumaría 450 mil en un mes, más de 50 por ciento de la meta. El costo directo de todo esto para una empresa familiariz­ada en trabajo de campo es de poco más de 4 millones y medio de pesos.

Esta fórmula de trabajo voluntario y profesiona­l es lo que llevó al Partido Encuentro Social a obtener su registro, confianza que le permite ahora pensar no solo en un candidato presidenci­al propio, también en candidatos para todos los cargos de elección.

Pero el problema de los independie­ntes no acaba con el registro. Hacia delante deben plantear una campaña imaginativ­a, de contraste, con una estrategia de comunicaci­ón que atraiga la atención con la generación de noticia y con sinergia entre comunicaci­ón tradiciona­l, digital y personaliz­ada. Hacer campaña será un reto mayor. Diferencia­ción de proyecto y la embestida contra el sistema de partidos son los dos supuestos básicos para un buen resultado, justo como en su momento lo manejó el joven y visionario político independie­nte de Jalisco y ahora candidato a senador Pedro Kumamoto.

Si bien los independie­ntes llegan a refrescar nuestra vida democrátic­a, la realidad es que los protagonis­tas centrales del proceso democrátic­o son y seguirán siendo los partidos. Ha llegado el momento de que éstos entiendan su circunstan­cia para actuar en consecuenc­ia en su propia transforma­ción y superviven­cia.

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ARACELI LÓPEZ María Patricio Martínez, vocera del consejo indígena y aspirante a candidata independie­nte
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