El valor de la vida
Las sociedades de hoy se caracterizan por relaciones políticas conflictivas y aparecen diferentes modos de vida, entre ellos, aquellos que están condenados al marginamiento, al desplazamiento, al abandono, como los migrantes indocumentados que pasan por territorio mexicano, como los connacionales que buscan nuevas oportunidades.
Al mismo tiempo, existen formas de vida que resaltan en la sociedad, que son motivo de lugares y tratos especiales, por lo que, representan o aparentan representar, que gozan de derechos.
En el mundo actual existen, desde el punto de vista político, distintas formas de vida humana y distintos valores que se les asignan a las vidas, fenómeno que dista de una forma que comprenda a la igualdad de derechos.
En su trilogía Homo Sacer, el filósofo italiano, Giorgio Agamben, busca demostrar que la historia jurídica de Occidente, desde el derecho romano hasta la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, constituye un intento de ir reduciendo la vida humana a nuda vida, es decir, a un cuerpo que carece de valor.
En la actualidad, de alguna manera, ante los asesinatos y los actos violentos contra seres humanos, sin importar su situación migratoria, aparece una exención que excluye a una parte de la sociedad de toda protección del derecho.
Con las nuevas políticas como las que pretende establecer el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el migrante está destinado a trabajar en áreas en las que los blancos no lo quieren hacer, por lo que, no pueden ser sujetos de derechos.
En otras palabras, para las políticas del presidente norteamericano, la vida de los migrantes y de los dreamers solo “valen” en tanto satisfagan necesidades económicas y se desecha cuando resulta irrelevante.
A los indocumentados se les desconoce su condición de objetos de derecho en México y en Estados Unidos ya que al no contar con papeles aparecen, ante las autoridades como inexistentes. “Desaparecen” sin que nadie responda. Algunos de ellos son colocados para cumplir una función en el mercado.
Una de las principales paradojas de la política contemporánea es la consideración de los derechos humanos como inalienables, sin embargo, en la realidad, las garantías únicamente son disfrutadas por algunos de los ciudadanos. El reto es que la vida tenga el mismo peso, que todos seamos iguales ante la ley, pero se mantiene la discriminación.