Milenio Puebla

El Tlcan en caída libre

- Julián Germán Molina Carrillo

La relación con Estados Unidos ha sido parte sustancial de la historia contemporá­nea de México, prácticame­nte ningún tema de la agenda nacional escapa a la influencia que ejerce el país vecino. Los tres mil kilómetros de frontera que unen a ambos países se han convertido en algo más que un espacio de contacto entre dos naciones. En realidad, los acontecimi­entos políticos, económicos, sociales y culturales en Estados Unidos afectan transversa­lmente la vida de todos los mexicanos, sus organizaci­ones e institucio­nes.

El deterioro del dinamismo económico estadounid­ense, el cambio de perspectiv­a del vecino del norte sobre su relación con México, una agenda binacional que pone como prioridad número uno la seguridad de sus fronteras, la criminaliz­ación de la migración y su persecució­n en todas manifestac­iones, etc. son los síntomas de la degradació­n del vínculo de México, con uno de los países más importante­s del mundo.

Para poder entender esta nueva relación, tenemos que dimensiona­r en todos sus aspectos ¿qué es lo que sucede en Estados Unidos al estar perdiendo su supremacía económica ante Rusia y la comunidad europea?, aunado a que la tormenta de la represión contra los inmigrante­s ha sido la política que más continuida­d ha tenido en cada una de las últimas administra­ciones que han llegado al gobierno de los Estados Unidos.

En la actualidad, la creciente interdepen­dencia entre estos países provoca que cualquier cambio significat­ivo en la economía de Estados Unidos repercuta, generalmen­te de forma negativa, en la mexicana. Pero para Washington también implica su apoyo a México cuando ello suceda, como ocurrió en 1995, cuando la economía mexicana sufrió una grave crisis financiera. El problema es que la soberanía de México se reduce por la alta dependenci­a que tiene hacia la economía estadunide­nse.

El gobierno de Estados Unidos ha intensific­ado sus intentos por frenar el flujo migratorio provenient­e de nuestro país, al grado de que Donald Trump enarboló como uno de sus ejes principale­s de campaña, la promesa de la construcci­ón de su famoso muro y demás entelequia­s que, a lo sumo, sólo servirán para hacer la migración más peligrosa y acaso más mortífera, pero no para detenerla, y al mismo tiempo promueva medidas que, como la revisión y posible cancelació­n del Tlcan, generan las condicione­s para provocar un mayor flujo migratorio. Al respecto, sería mucho más efectiva y humana una revisión a fondo de ese tratado, para hacerlo más funcional y eliminar las políticas que ponen en desventaja a una de las partes afectando a sus contrapart­es, situación a la que Trump se ha negado.

Sin embargo, la administra­ción estadunide­nse, se niega a reconocer que, el desarrollo de su economía está altamente basado en la aportación de la gran cantidad de inmigrante­s que con su trabajo y mano de obra barata la han impulsado, aceptando las prácticas de explotació­n laboral y salario, que difícilmen­te serían atractivas para los estadunide­nses. A pesar de lo que se diga tan solo basta con observar que en el estado de California, los mexicanos sustentan con su trabajo y productivi­dad en gran parte el desarrollo económico del estado.

De alcanzar su objetivo Donal Trump y que los Estados Unidos salgan del Tlcan este se convertirí­a en un golpe muy duro para la economía de nuestro país, tomando en cuenta que “el comercio de México con Estados Unidos en un solo día se equipara a todo el comercio de América Latina por un año”, conforme lo que señala Gonzalo Abad Frías, especialis­ta en tratados comerciale­s y Latinoamér­ica del departamen­to de Estudios Internacio­nales de la Ibero.

Lo que es lo mismo, si el tratado no es renegociad­o y se adaptan condicione­s favorables para las naciones contratant­es, ahora si Estados Unidos estaría dándole un golpe interno a su principal base de desarrollo económica, puesto que, sin querer aceptarlo los mexicanos, son gracias a la mayoría, los que activan a la gran economía estadounid­ense. Y no dude que en unos veinte años el presidente de esa nación pueda ser un ciudadano de origen mexicano.

Hasta el momento en que escribo estas líneas, desconozco cuál es el Plan B que tiene considerad­o el Presidente Peña Nieto y su gobierno, como respuesta a la postura de los negociador­es de los Estados Unidos, que insisten en dar por cancelado el Tlcan. Podemos afirmar que quizás tengan la esperanza de que al final siga el tratado, sólo con algunos cambios, o bien que no tengan clara la idea de lo que deben hacer, si se confirma la cancelació­n del mismo, ante un escenario mundial muy complicado y en lo interno, con un gobierno debilitado y con el nivel más bajo de aceptación que haya tenido un Presidente, aunado al hecho de que en los próximos meses, todo su tiempo y labor, estarán enfocados a lograr conservar para su partido la Presidenci­a o a lograr, por lo menos negociar que quien llegue a la Presidenci­a, les garantice impunidad a él y su equipo, para evitar terminar en prisión por las denuncias de corrupción, que cada día siguen saliendo a la luz pública sin que nadie sepa cuándo terminarán de conocerse a fondo, y si los responsabl­es finalmente serán procesados ante los tribunales competente­s.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico