Trump como riesgo civilizatorio
M añana martes da inicio en la UNAM un ciclo de conferencias de tema sugerente: “Acosos a la civilización. De muro a muro”.
Se trata de una reflexión colectiva sobre el tramo de historia que va de la caída del Muro de Berlín a la construcción del Muro de Trump. La caída del muro de Berlín puso fin a la
guerra fría y abrió paso a un momento de paz y prosperidad cuyo trofeo mayor fue, quizás, la unificación de Occidente en los valores de la democracia, la prosperidad, el libre comercio, la cooperación entre las naciones, la globalización y el fin del fantasma de la hecatombe nuclear.
La construcción del Muro de Trump resume y representa lo contrario: la llegada al poder de la potencia hegemónica occidental de un presidente cuya utopía regresiva ( Make
America great again) está construida con el viejo discurso de discriminación racial, unilateralismo diplomático, aislacionismo estratégico y arrogancia nuclear, derramada sobre el menos probable y el más riesgoso de los adversarios: Corea del Norte.
Apenas puede exagerarse la intensidad de la oleada de utopías regresivas que abre paso en Occidente a los viejos demonios aislacionistas, nacionalistas, anti-migratorios, racistas y aún antisemitas de linaje nazi.
Esta oleada de regreso a lo peor del pasado ante la frustración por lo peor del presente, explica igual el brexit, el ascenso del nacionalismo y la derecha europea, y la victoria de Trump, vocero de la parte más vieja, menos abierta al futuro, de su sociedad, la más innovadora y más capaz de crear futuro que haya conocido la historia.
El hecho es que la parte menos innovadora, más tradicional, más resentida de la sociedad estadunidense (moderna, optimista y creativa por excelencia) ha elegido a un gobernante arcaico, que la representa bien y, por eso mismo, es una amenaza para el camino civilizatorio de Occidente.
La paradoja no deja de ser inquietante: la sociedad más moderna del mundo ha elegido como presidente al emisario de una utopía regresiva que quiere volver el reloj de la historia atrás y hacer América grande de nuevo: con riesgo nuclear, con exclusión migratoria, con discriminación racial, con proteccionismo comercial, con bilateralismo diplomático, con aislacionismo, más que con responsabilidad de gran potencia.
Trump es un riesgo civilizatorio.