GERARDO IMPIDIÓ UNA TRAGEDIA DURANTE SISMO EN HOSPITAL IMSS
En medio de un ambiente caótico, el día del sismo del 19-S, Gerardo Tenocelotl, junto con otros compañeros del Hospital General Regional 36 San Alejandro, subió al edificio para poder controlar la fuga que registró un tanque estacionario de 3 mil litros d
Ados meses del sismo, Gerardo aún tiene presente el ruido ensordecedor de la fuga que registró un tanque estacionario de 3 mil litros de gas instalado en el hospital del IMSS más grande de Puebla, y que resultó afectado tras el movimiento telúrico del 19 de septiembre.
El terremoto de 7.1 grados provocó daños en la estructura y por consiguiente en el depósito de gas que alimentaba el área de dietología del Hospital General Regional 36 San Alejandro, que estuvo en riesgo de explotar.
Fue tal el movimiento que el tanque “quedó al revés y la válvula quedó abierta”.
De inmediato comenzó a percibirse el olor a gas. En medio de un ambiente caótico donde pacientes, trabajadores y vecinos de la zona corrían en las inmediaciones del nosocomio, Gerardo, junto con otros compañeros, subió al edificio para poder controlar la fuga.
“El ruido era impresionante por la presión del gas en el tanque. Era difícil poder estar calmado, por el caos el ambiente es tenso, pero son segundos determinantes y un error hubiera provocado una tragedia, actuamos con nervios de acero, pues encontramos que la cochina estaba volteada, el sismo aventó el tanque. El tanque tiene una protección que de no haber tenido la válvula, se hubiera roto y entonces no habríamos podido controlar la fuga”.
Gerardo Tenocelotl Hernández, trabajador encargado en el área de dietologia, adscrito al HGR 36 desde hace cuatro años, reconoció que la maniobra implicaba un riesgo al no contar con el equipo necesario, pero con todo y la angustia de haber sentido momentos antes el sismo, puso en riesgo su vida.
“No pude evacuar a tiempo durante el sismo, fueron segundos que se me hicieron eternos y me resguardé en un área junto a los contenedores de basura a esperar que el sismo pasara. Las estructuras del hospital se hacían como un chicle, las columnas tronaban, pensé que el edificio colapsaba, momentos después era un caos, pero me enfoque en checar mi área que es principalmente manejo de gas, vapor agua caliente y energéticos. Cerramos válvulas de seguridad en la cocina, pero seguía oliendo a gas y entonces decidí subir a ver el área del tanque que tratábamos de enfriar para poder evitar una explosión”.
Trabajadores del propio hospital realizaron diversas maniobras para evitar que se produjera una chispa y el tanque estallara.
“Se procedió a evacuar a la gente que estaba viendo, de haber habido una chispa, hasta arrancado un carro o hasta la señal de un celular hubiera provocado una explosión, porque todo el gas estaba disperso. Para poder levantar la protección me arrastré y fue como pude meter la mano por un lado y tuve acceso a la válvula. Afortunadamente cerró y pudimos controlar la fuga”.
Esta maniobra provocó a Gerardo una quemadura superficial en el brazo derecho, pero es “mínima” en comparación a lo que se hubiera suscitado.
“El peligro era mucho, fue un momento fugaz en el que decidí hacerlo, puse en práctica la capacitación que he recibido y al ver el tamaño del problema pensé en las vidas en riesgo”.
Gerardo con nueve años de vida institucional en el IMSS recuerda con nostalgia su labor en el HGR que fue cerrado tras el sismo de septiembre por la gravedad de daños en su estructura, y ahora es uno de los trabajadores reubicados a la Clínica 6, en las inmediaciones de Plaza San Pedro. “Pese a la magnitud del sismo no hubo daños graves en cuanto a compañeros, ni los propios pacientes, pero esto nos lleva a pensar más en tomar medidas, no sólo en el lugar de trabajo sino en casa, para saber cómo actuar en caso de un fenómeno así”.
Fue tal el movimiento que el tanque “quedó al revés y la válvula quedó abierta” La maniobra implicaba un riesgo al no contar con el equipo necesario: Tenocelotl