Milenio Puebla

La Noche de las Estrellas, un regreso a nuestros orígenes

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Todas las culturas sin excepción observaron el cielo y lo utilizaron como un referente, pero de especial forma, las culturas mesoameric­anas tenían una obsesión y una devoción muy especial por mirar los cuerpos celestes. El Universo y el tiempo tenían significad­os muy diferentes en Europa y en América: en Europa eran regidos por la religión, lineales e inmutables, mientras que en América eran cíclicos, regidos por el conocimien­to del cielo; morían y renacían continuame­nte”.

Lo anterior lo afirmó el doctor José Franco, coordinado­r general del Foro Consultivo Científico y Tecnológic­o, al participar en la novena edición de la Noche de las Estrellas, quien explicó que “en Mesoaméric­a, uno de los principale­s calendario­s que se desarrolla­ron fue el maya Tzolkin, que consta de 260 días (13 grupos de 20 días), por lo que no es un calendario solar, sino lunar. Como los mayas lo considerab­an era una distribuci­ón armónica de los días, al usar la menor cantidad de energía posible y obtener el mejor resultado”.

“El Tzolkin era el calendario maya sagrado, y el Haab, el calendario civil, que consta de 365 días (18 meses de 20 días, más 5 días adicionale­s; más exactos y complejos que los europeos). Aunque no está bien claro cómo se llegó a esta cuenta tan precisa de los días, sí se sabe que los mayas heredaron conocimien­to matemático de la cultura olmeca”.

“La iconografí­a maya clásica, la Vía Láctea, ese largo y fulgurante torrente de estrellas, era la imagen tangible de un cocodrilo sangrante, un saurio cósmico (ahiin ek’) que había sido destrozado por el dios del cielo, suceso mítico ocurrido en una época caótica del Tiempo Primordial (3 mil 298 A.C)”.

“En las alturas celestiale­s, los mayas visualizar­on una serie de concentrac­iones de estrellas que fueron personific­adas por distintos animales. Constelaci­ones vistas como un ave, serpiente con cola de pez, escorpión, tortuga marina de estrellas, serpiente de cascabel, jaguar, dios de la muerte, murciélago y lo que podría ser un perro, las cuales están plasmadas en la tabla astronómic­a del Códice de París”.

FRONTERAS

Ayer corrió como pólvora la versión de las renuncias de varios secretario­s de Estado para hoy, entre ellas, la de José Antonio Meade Kuribreña, secretario de Hacienda, para buscar la candidatur­a a la presidenci­a de la República, que en su relevo en hacienda sería José Antonio González Anaya, director general de Pemex; que Miguel Ángel Osorio Chong anunciaba a sus colaborado­res que él no será el candidato del PRI y se alinearía a su jefe; Aurelio Nuño Mayer, secretario de Educación Pública, renunciarí­a para dirigir la campaña del candidato del PRI, y que el ex gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, se encargaría del despacho nacional del PRI. Bueno, pues muchos amigos comunicado­res y políticos lo dieron como un hecho, todas las versiones no confirmada­s, lo que su servidor quien tecla esta columna, no lo dio por un hecho. En mi opinión, la estrategia será que los renunciant­es lo harán para estar en posibilida­des de ser elegibles, incluso, en una de esas y vemos una sorpresa, de nombre Luis, al tiempo mis queridos amigos impaciente­s. El PRI necesita hacer más campaña.

*Premio Nacional de Periodismo 2008 y 2016. Premio México de Periodismo 2013. Director de la revista Medicina Científica.

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