La violencia en contra de las mujeres
El 25 de noviembre de cada año se celebra el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, este año, la campaña de ONU Mujeres tiene el lema: “Que nadie se quede atrás: Pongamos fin a la violencia contra las mujeres y niñas”.
En México, según resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh), cada día del último año fueron violadas 27 jóvenes de 15 años o más en el ámbito escolar, es decir, 9 mil 876 en los últimos 12 meses; los que más ejercen violencia en su contra son sus compañeros varones y después sus maestros; 2 millones 562 mil estudiantes del mismo rango de edad han tenido que escuchar a lo largo de su trayectoria que sus compañeros o maestros les digan “que las mujeres no deberían estudiar”, la mayoría de las afectadas “no denunció por que no les afectó, se sintieron avergonzadas o tuvieron miedo”.
La violencia ejercida en el entorno escolar es especialmente dañina, en el entendido de que después del hogar, el ámbito académico debería ser el espacio más seguro para las niñas y adolescentes, es el lugar en donde se pueden desarrollar plenamente, es la zona en la que forjan su personalidad, planean su futuro y adquieren las herramientas para poder llevar una vida independiente, es el punto de partida para sus elecciones de adultas.
Según la publicación “Géneros asimétricos. Representaciones y percepciones del imaginario colectivo. Encuesta Nacional de Género” editada por la UNAM, 52% de los encuestados opinó que “si una mujer estudia se vuelve rebelde”; señaló además que 23% de las mujeres pide permiso a sus parejas o familiares para trabajar, 49.7% para salir solas y casi el 50% para salir de noche; 88.1% de los encuestados piensa que la violencia es parte de la vida familiar.
Las mujeres representamos el 52% de la lista nominal y padrón electoral del Instituto Nacional Electoral; somos más de la mitad de la población en México, el reto que enfrentamos como sociedad es, en primer lugar reconocer que la violencia en contra de nosotras no es natural, debemos concientizarnos de que la violencia no es el costo que deben pagar las mujeres por participar en la vida pública, debemos forjar nuevas formas de educación; la academia es, sin duda, el espacio idóneo para construir horizontes culturales de equidad de género; desde la perspectiva de la educación para la igualdad las diferencias se borran para construir un modelo de personas libres de perjuicios, estereotipos e imposiciones del sexismo.
Trabajemos desde la academia y desde todos los espacios para construir una sociedad totalmente igualitaria, en donde mujeres y hombres contemos con las mismas oportunidades en todos los espacios y desde la escuela y todos los ámbitos caminemos seguras y libres de violencia… ¡que nadie se quede atrás!