Milenio Puebla

Idóneo candidato ciudadano

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T odos los partidos, pero en especial el de Morena, que en uso del fanatismo caracterís­tico de los mesiánicos coronará a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) este 12 de diciembre teniendo como testigo a la inigualabl­e virgencita del Tepeyac, la tendrán difícil toda vez que el candidato destapado del Revolucion­ario Institucio­nal, el ciudadano, José Antonio Meade Kuribreña, se ha subido a la contienda.

¿Por qué lo digo?, porque digan lo que digan es un candidato idóneo para cualquier tipo de pensamient­o, de ideología de comportami­ento, de etnia o descendenc­ia, es un personaje natural, apartidist­a, con una trayectori­a impecable y un servidor público comprobado en tiempos de verdadera crisis económica.

Meade Kuribreña es doctor en Economía por la Universida­d de Yale, fue director General de Planeación Financiera en la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), secretario adjunto de Protección al Ahorro Bancario en el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB); director general de Banca y Ahorro de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP); secretario de Desarrollo Social (Sedesol); secretario de Energía (SE); secretario de Relaciones Exteriores (SRE) y de Hacienda y Crédito Público.

Para llegar a esta selección, el 9 de agosto, el PRI modificó sus estatutos para que se pudiera postular a un candidato presidenci­al que no fuera militante y no hubiera ocupado cargos de elección popular, es decir, un ciudadano con suficiente­s méritos.

Meade romperá con todos los estereotip­os que lo tienen atado a la política neoliberal, inclinándo­se más al liberalism­o social con honestidad, más no valiente, con la de adeveras, entendiénd­ose ésta como un valor sin contradicc­iones ni discrepanc­ias entre pensamient­os, palabras o acciones, sin hipocresía ni artificial­idad que creen confusión o desconfian­za, un nuevo método de gobernanza, es decir la eficacia, calidad y buena orientació­n de la intervenci­ón del Estado. “Señoriting­o”, “títere”, “pelele” son apenas los tres apelativos que ya le endilgó Andrés Manuel a José Antonio Meade; independie­nte de su humor inglés, es justo recordarle que cuando a Fox le dijo: “Cállate chachalaca” empezó su desplome en la elección. Al pueblo bueno no le gusta que insulten a los contendien­tes. Aunque los falsos mesiánicos, es decir, los chairos de Morena, se han dado a la tarea de saturar las redes con ataques directos a la persona de José Antonio, lo simpático del asunto es que se les ha revertido y han quedado como verdaderos chairos ardidos. Y pese que Andrés Manuel estuvo siempre arriba en la mayoría de las encuestas, parece que ha llegado a su tope, mientras Meade ha arrancado fuerte a tan solo pocos días, ya se vislumbra un empate técnico, sin siquiera empezar la campaña, sólo adhesiones de las fuerzas vivas priistas. Mientras en el Frente, el plazo se acaba, nosotros desesperad­os seguimos viendo cómo deshojan la margarita y pasa el tiempo sin que se pongan de acuerdo en cómo se va a elegir al candidato idóneo y que deje contentos y conformes a los tres grupos en pugna. Tal vez necesitemo­s un tercero en discordia que sea una personalid­ad de la sociedad mexicana, que pueda ser competitiv­o a Andrés Manuel López Obrador y ahora a Meade Kuribreña. Ojalá que esta contienda no derive en crueles desengaños. Considero que ya hemos padecido lo necesario, hagamos votos para que esta elección venidera mute a un gran modelo de servicio al pueblo y que el nuevo gobierno represente a la sensatez, a la moderación y a las grandes virtudes, tal y cual creo deben de ser todos los mexicanos.

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MORED

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