Trump y la política del miedo
Sin utilizar el concepto acuñado por Mitt Romney durante la elección presidencial de 2012, Donald Trump ha logrado implementar con éxito una política migratoria que orilla a cada vez más indocumentados a su “autodeportación”.
La agencia de inmigración (ICE) y la patrulla fronteriza han intensificado su presencia en zonas del país donde no han operado en décadas y en lugares considerados para los inmigrantes sin papeles. Sus agentes ahora aparecen en las cortes, los hospitales y las escuelas. Se reportan casos en los que engañan o intimidan a los indocumentados para detenerlos.
Esta semana, la ONG Human Rights Watch publicó un reporte en el que considera que las medidas migratorias implementados por el gobierno de Trump tienen efectos devastadores para las familias, los inmigrantes sin antecedentes criminales y los extranjeros que llevan más tiempo en el país.
A diferencia de las prioridades migratorias aplicadas por la administración de Barack Obama, en la que se registró un número récord de expulsiones, Human Rights Watch dice que “el sistema de deportación rara vez considera las conexiones duraderas y profundas (de los inmigrantes) con Estados Unidos”.
La organización acusa que los procesos de detención y deportación actuales van contra los derechos humanos básicos a la unidad familiar y el debido proceso.
El reporte revela un aumento de las detenciones de inmigrantes sin récord criminal o con faltas en su expediente, como multas de tráfico, infracciones migratorias o posesión de drogas. Según HRW, estas detenciones se han triplicado desde el 20 de enero de 2017, cuando Trump tomó posesión del cargo.
La incertidumbre que generó la elección de Trump entre la comunidad inmigrantes en Estados Unidos poco a poco se ha convertido en miedo. Un miedo que para muchos resulta insoportable y que en muchos casos los lleva a juntar lo poco que se pueda para dejar el país. Los que se quedan, regresan a las sombras alejándose y alejando a los suyos de la vida pública.
Estos no son los hombres de los que presumía el candidato Trump en la campaña. Son inmigrantes que sostienen a la economía más grande del mundo en un país en el que se pretende ignorar sus contribuciones y criminalizar su presencia.