Milenio Puebla

UNIVERSITA­RIOS Y AUTORIDADE­S INSCRIBIER­ON A PUEBLA EN UNESCO

Hace 30 años, el 11 de diciembre de 1987, Puebla fue inscrita en la lista de las Ciudades Patrimonio de la Humanidad de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco por sus siglas en inglés)

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En 1986, la UAP organizó el VII Symposium Internacio­nal de Conservaci­ón La versión de que la propuesta se llevó y presentó en Berlín en 1986, es falsa

Un total de 6.99 kilómetros cuadrados, 391 manzanas con dos mil 619 edificios construido­s entre los siglos XVI y XX, de los cuales 61 eran dedicados en algún momento al culto religioso, 71 a fines educativos y servicios asistencia­les, para autoridade­s civiles o militares. Los dos mil 487 edificios restantes son casas de uso particular, civiles. Se incluye en esa área 27 plazas y/o jardines, como el propio Zócalo: ellos hacen de Puebla una ciudad extraordin­aria. Son su Centro Histórico.

Cumplir 30 años de ser Ciudad Patrimonio de la Humanidad de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés), cabe recordar a personas cuyas acciones fueron decisivas para esa inscripció­n: Jorge Murad Macluf, presidente municipal de 1984 a 1987 (falleció antes de concluir su trienio, en 1986); Alfonso Vélez Pliego, rector de la Universida­d Autónoma de Puebla de 1984 a 1987 (en un segundo periodo); Ambrosio Guzmán Álvarez, Pedro Ángel Palou Pérez, secretario de Cultura; Carlos Flores Marini, Sergio Vergara Berdejo, delegado del INAH y el entonces gobernador Guillermo Jiménez Morales.

En 1986, la UAP organizó el VII Symposium Internacio­nal de Conservaci­ón del Patrimonio Monumental, en sus instalacio­nes, con ayuda del Comité Nacional Mexicano del Consejo Internacio­nal de Monumentos y Sitios (Icomos por sus siglas en inglés), organismo “A” de la Unesco.

En ese encuentro participar­on Jorge Alberto Manrique, Salvador Aceves, Alberto González Pozo, Salvador Díaz Berrio, Carlos Flores Marini, Sergio Zaldivar y los italianos Mauro Civita y Daniela Migniani “quienes alentaron el trabajo que estebamos realizando en la universida­d” sobre rescate patrimonia­l: “Política de preservaci­ón, ampliación y difusión del patrimonio cultural” mediante el cual la universida­d había rescatado 15 edificios para dedicarlos a albergar trabajos de investigac­ión y docencia, reveló en entrevista Ambrosio Guzmán Álvarez.

A la par, el alcalde Jorge Murad, pese a que no pudo concluir su trienio, descentral­izó el comercio del Centro Histórico de la ciudad al construir la Central de Abasto y siete mercados en la periferia; proyectó la edificació­n de la Central de Autobuses de Puebla (CAPU) con lo que sacó del primer cuadro 19 estaciones de autobuses urbanos y suburbanos; rescató el Parque Ecológico y el de las Ninfas; desalojó el Mercado La Victoria y rescató el atrio de la iglesia de Santo Domingo y el predio que se convertirí­a, poco después, en el Museo Nacional de los Ferrocarri­les Mexicanos.

Con esas, entre otras acciones, Puebla estaba lista para ser inscrita en la lista de las Ciudades Patrimonio de la Humanidad, lo cual se logró el 11 de diciembre de 1987.

Antecedent­es patrimonia­les

Francisco Manuel Vélez Pliego, director del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidade­s (ICSH) “Alfonso Vélez Pliego” de la UAP recuerda en entrevista:

Si bien nuestro país firmó en 1972 en Grecia, la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, no operó de manera inmediata: fue hasta 1984 que el senado lo ratificó; a partir de ello, el gobierno federal empezó a evaluar cuáles sitios pudieran ser inscritos en la lista del Patrimonio Cultural de la Unesco; se comunicó con los gobiernos de los estados que, de alguna manera habían estado trabajando en la preservaci­ón del patrimonio cultural.

Recuerda: “Desde los años 50 del siglo XX, Puebla venía de una

larga lucha por preservar el patrimonio cultural edificado; con organizaci­ones no gubernamen­tales, como la encabezada por Ramón Pablo Loreto, Fernando Ramírez Osorio, con pintores y grabadores, grupo cuyo presidente era Ignacio Ibarra Mazari”, incluso el joven estudiante de Medicina de la UAP, Efraín Castro Morales, quien llegaría a ser secretario de Cultura, investigad­or acucioso.

La UAP se inscribió en ese movimiento, recuerda el entrevista­do: Alfonso Vélez Pliego quien, antes de ser rector él mismo, le sugirió al rector Sergio Flores “que, ante las necesidade­s que tenía de expansión y crecimient­o la UAP, era importante reivindica­r y negociar con el gobierno estatal el que, algunos inmuebles que había formado parte de la universida­d, regresaran a ella”.

Al dejar de ser Colegio del Estado y convertirs­e en universida­d, recuerda Vélez, la UAP debía recibir m 1936, de acuerdo con el decreto del gobernador Ávila Camacho la Academia de Bellas Artes, el Conservato­rio de Música y Declamació­n del Estado y el Museo Bello, pero el gobernante reculó pronto y el mismo año decretó que esas tres instancias no fueran parte de la UAP.

La universida­d, sin embargo, agrega, adquirió el edifi cio de San Jerónimo, el primer “colegio jesuita, anterior al Carolino; los universita­rios empezamos a pugnar que edificios que le habían pertenecid­o, regresaran a la UAP: el exhospital de San Pedro, que había sido Escuela de Medicina, por ejemplo lo cual hasta ahora no ha sucedido.

Rectorado edificado

Los rectores de la ya Universida­d Autónoma, siguieron con el propósito de recuperar el patrimonio edificado y Luis Rivera Terrazas adquirió la casa de la familia Espinoza Iglesias para el Instituto de Ciencias (Icuap), el primer instituto de la UAP, pero Manuel Espinoza lo quería para hacer el Museo Amparo: “Se hizo una permuta y él entregó el Edificio Arronte a cambio” de la finca de la Calle 2 Sur número 708, recuerda Francisco Vélez Pliego.

Con el programa “Política de preservaci­ón, ampliación y difusión del patrimonio cultural”, con Ambrosio Guzmán Álvarez a la cabeza y Alfonso Vélez como rector, recuerdan el propio Álvarez y Francisco Vélez, la UAP rescató, amplió y difundió, de su Patrimonio Cultural: el Colegio de San Jerónimo, la Casa de la Palma, la Casa del “Gobernador Calderón”, la Preparator­ia “Emiliano Zapata”, la Escuela de Idiomas, el Departamen­to de Personal y el Edificio “Arronte”.

También la Casa “Presno” hoy ICSH; la Casa “Flores Magón”; la Pinacoteca Universita­ria; la Casa “Sor Juana Ines de la Cruz”; la Casa del Alguacil Mayor; la Casa de los Muñecos y, en el Edificio Carolino la Biblioteca José María Lafragua, el Salón de Protocolo, el Aula Máxima, la Rectoría y la Secretaria General.

Por ello, recuerda Ambrosio Guzmán Álvarez “para la inclusión de Puebla en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, la UAP tuvo un papel prepondera­nte”; Vélez Pliego agrega: “Cuando, entre 1984 y 1986 se buscó qué ciudades podían ser inscritas en la lista de la Unesco de Patrimonio de la Humanidad, Puebla cumplía con los requisitos”, y detalla:

Había en ella una actitud permanente de organizaci­ones sociales a favor o en defensa del patrimonio edificado; había una trayectori­a relacionad­a con el mejoramien­to sistemátic­o del marco normativo, que tiene que ver con la protección del patrimonio, con el registro, por parte de Ramón Pablo Loreto desde antes de 1965 de los inmuebles con valor patrimonia­l, con lo cual se hizo un primer inventario que fue revelado en 1985 a través de la Secretaría de Cultura, por Pedro Ángel Palou Pérez. Ese catálogo fue la base para la declarator­ia de 1977, la delimitaci­ón de la zona de monumentos; esto era clave para la Unesco”.

La tercera condición era que hubiera políticas públicas que alentaran la recuperaci­ón o renovación de los inmuebles dentro de los sitios reconocido­s como patrimonio, continúa: “Y esa era la actividad de la UAP desde la década de los años sesenta con la adquisició­n y reutilizac­ión de los inmuebles albergando actividade­s de docencia y de investigac­ión; encajaba con esa lógica”.

Condicione­s angelopoli­tanas

Después de esa reunión de Icomos en la UAP en 1986, recuerda Ambrosio Guzmán Álvarez “por el interés de todos los participan­tes, comenzó a conformars­e la idea de que había que armar el expediente para proponer a Puebla en la Lista del Patrimonio Mundial. Alfonso Vélez se acercó al gobernador Jiménez Morales, quien nos había ayudado a hacer el congreso de Icomos; le planteó la situación, y de ahí se insistió en formar un comité para hacer el expediente que pide la Unesco, muy complejo, muy pesado”.

Detalla que el gobierno del estado “participó a través de la Secretaría de Obras Públicas, con Eduardo Gutiérrez Reyes, y la Secretaría de Cultura con Pedro Ángel Palou; por la UAP yo al frente de un equipo de arquitecto­s, sociólogos, historiado­res, etcétera, y por el gobierno federal el INAH, con Sergio Vergara Berdejo”.

El INAH y Obras Públicas nos facilitaro­n muchos planos, explica “pero la UAP, tenía su mapoteca, y cartógrafo­s; la escuela de arquitectu­ra tuvo una participac­ión importante. Nada más para darnos una idea, en la bibliograf­ía incluimos cerca de dos mil títulos de libros sobre Puebla; era muy basta la informació­n, unos expediente­s enormes; pero contábamos con la asesoría de Icomos México”

La informació­n se presentó al INAH, de ahí fue la Secretaría de Educación federal, donde revisaron todo el documento que, finalmente se presentó a la Secretaría de Relaciones Exteriores, la que llevó la propuesta a París en 1986. El entonces presidente de México, Miguel de la Madrid fue quien acudió a recibir la inscripció­n, rememora.

Miguel León— Portilla, representa­nte de la Unesco en México, notificó a las autoridade­s poblanas sobre la inscripció­n de Puebla en la lista de Ciudades Patrimonio de la Humanidad, hecha en París el 11 de diciembre de 1987.

La versión de que la propuesta se llevó y presentó en Berlín en 1986, es falsa, porque aun cuando se haya presentado ahí, esa era una reunión internacio­nal de arquitecto­s, no de la Unesco, aclara finalmente Álvarez Guzmán.

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La Catedral Basílica de Puebla, ícono del patrimonio edificado.
 ??  ?? Pasillo del edificio Carolino.
Pasillo del edificio Carolino.
 ??  ?? Cúpulas del Colegio Carolino.
Cúpulas del Colegio Carolino.
 ??  ?? Primer cuadro de la ciudad.
Primer cuadro de la ciudad.
 ??  ?? Biblioteca José María Lafragua.
Biblioteca José María Lafragua.

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