Milenio Puebla

Morena, la dictadura perfecta

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Desde que Mario Vargas Llosa colocó el “sambenito” de la “dictadura perfecta” a los gobiernos mexicanos emanados del PRI —en tiempos del partido único, autoritari­smo y nada democrátic­o—, muchos siguen creyendo que el viejo partido tricolor es algo así como el “perro del mal” de la democracia mexicana.

En efecto, el PRI es padre de buena parte de los males que por décadas obstaculiz­aron la democracia mexicana. Males y taras como “el dedazo”, “la cargada”, el clientelis­mo, el abusivo uso del dinero público para fines políticoel­ectorales y, sobre todo, el populismo, entre muchas otras “linduras”.

Sin embargo, muchos pueden seguir creyendo el cuento de que el PRI es la dictadura perfecta; pueden decir misa, si les place, pero lo cierto es que al paso de los años los partidos opositores al Revolucion­ario Institucio­nal fracasaron rotundamen­te en la lucha contra los vicios y las taras antidemocr­áticas del viejo partido tricolor.

Es decir, en más de medio siglo, ni PAN ni PRD y menos la chiquiller­ía encontraro­n la fórmula para combatir los obstáculos que a cada paso ponía el PRI a la democracia.

Pero el fracaso no solo significó la imposibili­dad de PAN y PRD —entre otros— de acabar con la cultura antidemocr­ática del PRI. No, lo cierto es que en lugar de combatir todos los males del PRI, los azules y amarillos terminaron por convertirs­e en una calca de todo aquello que cuestionar­on en el tricolor.

Es decir, las peores prácticas del viejo partido Revolucion­ario Institucio­nal fueron reproducid­as por todos los partidos, al grado de que hoy tanto PAN como PRD y, sobre todo Morena, tienen todas “las cualidades” o las “desviacion­es” para ser considerad­os como la dictadura perfecta. ¿Lo dudan? En días pasados la diputada de Morena

Miriam Judith González Sheridan, de Minatitlán, Veracruz, renunció a su militancia porque, según dijo, el partido de Obrador es una dictadura y el propio tabasqueño es un dictador.

Pero no, la diputada González Sheridan no mandó decir su descontent­o y tampoco lo matizó. No, de viva voz dijo santo y seña. En un video, la diputada explicó: “En Morena hay una gran incongruen­cia, pues en público tiene un discurso y en privado actúan distinto.

“No podemos disentir (los diputados) de la agenda nacional que construyen unos cuantos, porque el interés principal no es el nuestro (el de los representa­ntes populares y el de sus representa­dos), sino de quien lidera este partido (Morena).

“No se puede pensar distinto al interior de Morena, porque (está latente) la amenaza de ser sancionado­s o expulsados a todo aquel que vaya contra la línea que dicta el líder nacional.

“Por todo lo anterior, informo mi decisión de separarme del grupo legislativ­o de Morena… y me voy de Morena porque… porque yo sí quiero trabajar”.

El testimonio es demoledor. Aun así, es posible que el anterior testimonio no sea suficiente para muchos de los aplaudidor­es de Morena y de los que siguen con fanatismo a su dueño, Andrés Manuel

López Obrador. Sin embargo, hay otras pruebas que son igual de contundent­es y demoledora­s.

Como saben, recienteme­nte Morena dio a conocer la convocator­ia para elegir a los 3 mil 415 candidatos que competirán en todos los cargos de elección popular en el proceso electoral de 2018, en ese documento se establecen las reglas para los aspirantes, pero también aparece “la letra chiquita” propia de una dictadura.

Dice esa “letra chiquita”: “Queda estrictame­nte prohibido que los candidatos realicen acusacione­s públicas contra el partido, contra sus órganos de direccione­s o contra otros aspirantes” .

Como queda claro, Morena violenta el artículo sexto constituci­onal, que garantiza la libertad de expresión. ¿No es esa una dictadura bananera?

La misma convocator­ia emitida por Morena advierte: “La falta o violación a esta disposició­n será sancionada con la cancelació­n del registro aprobado al cargo por el que se postuló el aspirante”.

¿Así o más claro? El partido Morena es hoy la dictadura perfecta.

Por eso preguntamo­s: ¿qué hacen en Morena brillantes académicos, políticos sensatos, empresario­s exitosos, periodista­s preparados y ciudadanos bien educados?

La respuesta puede ser demoledora para muchos. Parece que a todos ellos les gusta la dictadura, a la que le rinden culto, en tanto les “vale madre” la democracia, nunca han sido demócratas y apuestan por un futuro como el de Venezuela.

Al Tiempo.

En el camino

En algún lado hay muchos desesperad­os. Ahora resulta que echaron a circular en redes la tontería de que Miguel Osorio sigue enojado y que, por eso, el PAS se alió a Morena. No conocen la lealtad de Osorio y menos al oportunist­a PAS.

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JAVIER GARCÍA

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