Ricky y Zepeda son uno mismo
Musicalmente hablando, este año fue generoso con el reguetón, un ritmo menospreciado por los intelectuales cursis que no saben lo que es perrear al ritmo del PRIcámbricoTemprano que, gracias a sus rítmicos impulsos malumescos, ya nos llevaron a bailar con las cuatro beibis de la ley de seguridad interior que todo stormtrooper al servicio de Kylo Ren quisiera tener; la nueva leymordaza, que nos pone a la vanguardia donde Kim Jong-un desearía estar; el mando único, que será consultado en las próximas elecciones en una pregunta que no está nada sesgada (¿verdad que las policías locales son una porquería y lo mejor es que el gobierno tenga el control de todo para que esto sea lo más porfirista posible?), y las legendarias reformas estructureichons que nos han llevado al infinito y más allá, sobre todo en materia energética cuando, de manera sin duda planeada, se logró lo que muchos consideraban imposible: que los huachicoleros pudieran ordeñar más y mejor los ductos de Pemex, superando en este 2017 lo que de por sí ya era escandaloso en 2016. Seguramente estos récords serán nada el año que viene.
Con razón a los de Odebrecht les encanta hacer negocios en México. Con todo y todo, solo ha caído un funcionario petrolero de medio pelo que fue castigado con diez años sin posibilidad de agarrar chamba en el sector público.
Musicalmente hemos tenido también el nuevo disco de Luis Miguel, que recurrió a lo más creativo e innovador que encontró, es decir, al mariachi y al cancionero Picot como gran símbolo de la presente administración tricolor que, de manera nostálgica, impulsó el carro completo, la alquimia
electoral, los grandes ritos de apareamiento de la CTM, el dedazo y demás emisarios del pasado que los millennials tenían que conocer para que tuvieran conciencia del espléndido país en el que viven.
Tan bonito que ya tenemos, con toda justicia, a la venerable maestra Gordillo fuera de la cárcel (algunos dicen que en realidad nunca estuvo en ella, pero eso es imposible porque acá nunca pasan estas cosas; a lo mejor ocupará el lugar que deja Eruviel en el PRI de CdMx para irse a la campaña con el dotorMit; muy lógico que el ex góber con los más altos niveles de femenicidio apoye al precandidato tricolor que acaba de anunciar que habrá tolerancia cero con la violencia contra la mujer).
Como quiera que sea, musicalmente México ha vivido una gratísima experiencia: el encuentro de Fresas con Crema, que encabeza RickyRicón Anaya, y la Banda Bostik de Juan Zepeda, en su muy particular interpretación medio macuarra del clásico del Tri, “ADO” (ahora no se van a la chingada de aquí sino a la Presidencia), que algunos incapaces de entender que la chavorruquez no tiene límites como las alianzas que suponen contra natura ( Ricky y Juan son uno mismo, ¡uuuooohhh!), creen que se trata de una pinche canción de horror.
Nuncamente. Naco es chido.