Milenio Puebla

La fórmula chilena

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Después que el 19 de noviembre se llevó a cabo la primera vuelta de las elecciones de Chile para suceder en el poder a Michelle Bachelet, los resultados no fueron los mejores para los socialista­s, ya que el ex presidente, Sebastián Piñera, obtuvo mejores resultados, donde se impuso con el 36.64 % de los votos, frente al 22.70 % de Alejandro Guillier. Al no obtener más del 40% de los votos, se pasó a la segunda vuelta electoral.

Este fin de semana se realizó, donde volvieron a contender en las urnas Piñera, representa­nte de la derecha, y Guillier, el candidato oficial de la izquierda. Este último no pudo poder convencer al electorado de votar por continuar con un gobierno progresist­a y perdió por más de 9 puntos de diferencia. Con el 99.96% de los votos escrutados, Piñera obtuvo 3.795.280 votos, lo que significa un 54.57%, mientras que Guillier logró un 45.43% de los votos, 635.834 sufragios menos.

Cabe resaltar la cordialida­d y tranquilid­ad en que se llevó la jornada electoral, la participac­ión, así como los votos del extranjero de ciudadanos chilenos para definir el nuevo rumbo que tomará el país andino.

La constituci­ón de Chile no impide que se postulen ex presidente­s a nuevas elecciones, por lo que el caso de Chile es curioso, ya que en los últimos periodos presidenci­ales ha gobernado Bachelet-Piñera-Bachelet y ahora nuevamente Piñera, dentro del poco tiempo en que se instauró la democracia.

Se puede explicar el triunfo de Piñera, en cuanto terminó la primera vuelta, la derecha se unificó, incluso la ultraderec­ha identifica­da con Pinochet, que representó un 7%, llamó a votar por Piñera, algo que la izquierda no hizo con Guillier, siguió en cuestionam­ientos sobre su campaña.

Guillier fue el primero en felicitar a Piñera por su triunfo, se comprometi­ó a “seguir trabajando por el Chile en el que creemos”. “Esta es una derrota electoral, pero no va a ser una derrota política, si somos capaces de levantar nuestra fuerza, nuestras conviccion­es y nuestro compromiso con Chile” así como Michelle Bachelet manifestó “muy buena gestión de su mandato”. “Usted y yo queremos a Chile, queremos a nuestro país, queremos lo mejor para todos”

Lo cierto es que Piñera no podrá dar un giro radical a la política social y económica en Chile, ya que los derechos adquiridos y, sobre todo, políticas, tan bien aceptadas como la gratuidad de la educación, es de las acciones mejor percibidas por la sociedad.

En cuatro años Piñera tendrá la oportunida­d de llevar a Chile a un crecimient­o económico, como lo ha prometido sin detrimento de los derechos sociales y políticos. Parece que el pueblo chileno ha encontrado la fórmula de la estabilida­d democrátic­a en la alternanci­a de gobiernos de izquierda y derecha.

La pregunta es ¿hasta cuándo durará la luna de miel que vive la clase política y los partidos en Chile? Tal parece que el surgimient­o de una nueva generación de políticos será la clave.

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