Ley electoral, una simulación
No pintan nada bien las precampañas electorales, una verdadera simulación del cumplimiento de la legislación electoral, tan laxa como permisible.
De acuerdo a lo establecido en el código electoral federal, se abriría una pre campaña de los aspirantes a la candidatura presidencial en los respectivos partidos políticos.
Sin embargo, da casualidad que los tres principales precandidatos son únicos en sus respectivos partidos o frentes coaligados, sin competidores, y los respectivos mensajes promocionales nada tienen que ver con un proceso interno.
Además de los “diálogos” que se han establecido entre los tres principales pre candidatos presidenciales: Andrés Manuel López Obrador, José Antonio Meade Kuribreña y Ricardo Anaya Cortés, han incursionado prácticamente en el terreno de los debates.
Con un tono discursivo de dimes y diretes entre los “aspirantes” presidenciales, lejos de aquellas propuestas que servirían para convencer a sus militantes y simpatizantes, en realidad se trata de una campaña constitucional adelantada, sin que jurídicamente sean “candidatos”.
Millones de pesos empiezan a gastar los respectivos precandidatos por debajo de la mesa, con el consentimiento omiso de las autoridades electorales del Instituto Nacional Electoral, tanto el nacional como en los estados.
Se trata de una actitud permisible del INE que se convierte en una práctica ventajosa en relación a los ciudadanos que aspiran a competir por la vía independiente, quienes también tiene un amplio margen de promoción con campañas, con el argumento de conseguir las firmas.
Se trata de malas prácticas toleradas por el INE, mismas que empezaron por consentir a políticos con aspiraciones presidenciales a manipular y utilizar la legislación al permitirle promocionarse “a costa de los contribuyentes- con millones de spots como dirigentes de partidos políticos.
El panista Ricardo Anaya Cortés y el morenista Andrés Manuel López Obrador brillaron entonces por el oportunismo político y la manipulación, en un acto de agandalle y deshonestidad.
Terminó en una demagogia tercermundista la legislación electoral que obligaría a tener campañas “breves” y “menos costosas”, lo que es una falsedad.
Una práctica similar ocurre en los estados con prácticas de manipulación para burlar la ley, como lo hizo Morena, con la designación de los presuntos “coordinadores territoriales”, una manera -como lo malos contadores-, de darle la vuelta a la legislación y aprovechar las “lagunas” legales.
En estas vacaciones y festejos decembrinos, si cuenta con televisión por cable o aplicaciones como Spotify o o Netflix, utilícelos, es una manera de evitar el bombardeo de publicidad política.