¿AMOR O DINERO?.
Entre prendas de ciertos colores, veladoras y ceremonias cuando inicia la cuenta regresiva, el Año Nuevo representa una oportunidad para pedir salud, amor o viajes en busca de una mayor satisfacción personal. El inicio de una nueva época ha ido variando a
Aunque en años anteriores los rituales no dieron resultado, los poblanos los repetirán para que se cumplan los deseos. La tradición más típica es el uso de prendas íntimas de colores.
Llévelas, llévelas!, grita la joven vendedora en la calle oferta uvas a 15 pesos el kilo; casi nadie pregunta por ellas o las lleva, más bien le cuestionan por las manzanas y plátanos, que también ofrece en plena 11 Norte.
¿Por qué se comen las uvas el 31 de diciembre? La vendedora sonríe apenada, pero rápido recupera la compostura y responde que no sabe y, sin embargo, espera vender bien este domingo 31 para el ritual de nochevieja.
Alejandra, de 27 años de edad, es una de las organizadoras del convivio de fin de año en su oficina, pero acepta que, aunque le tocó hacer las compras, no llevará uvas: “Sí, vamos a cenar y a bailar, habrá intercambio de regalos, pero no incluimos las uvas. Yo, la verdad sí he visto que en mi casa y en otras se comen cuando son las doce, pero no sé para qué. Creo que es para la buena suerte, pero la verdad no sé”.
El precio límite que pusieron ella y sus compañeros fue 150 pesos por regalo, y Alejandra ya sabe qué va a comprar: “Somos más mujeres en la oficina, así es que a la mejor me toca darle a una … y le voy a comprar unos choninos rojos y otros amarillos; los rojos ‘quesque’ para que le vaya bien en el amor, y los armarillos para que tenga dinero todo el año”.
A la oficinista no le preocupa la talla que tiene que comprar, sino que tiene poco tiempo para hacerlo: “Si no lo quedan, los cambiamos; pero, además, sólo se los va a poner una vez”, dice mientras ríe y sigue con sus compras.
En los puestos callejeros del Centro Histórico también se ofrece ropa de color rojo y amarillo, sobre todo pantaletas: “Las damas son las que compran más, y más compran las chavitas; ya las mayores no, pero las chavas que se ve que trabajan, esas sí. Y tenemos tallas”, dice cuando muestra su puesto, queriendo aprovechar cualquier oportunidad de vender.
En el templo de La Merced venden las bolsas con las doce velas para que los fieles reciban la bendición del sacerdote, se las lleven a su casa y prendan una el día 1 de cada mes.
“Sí, todavía se venden; a lo mejor ya no como antes, pero todavía vienen a comprar, sobre todo señoras que vienen a dar gracias o a pedir que