ARTURO MÁRQUEZ
“Dudamel lleva la música clásica de AL a niveles maravillosos”
La única manera de ser provechosamente nacional consiste en ser generosa y apasionadamente universal”, sentenció el humanista Alfonso Reyes. El adagio encuadra a la perfección con la trayectoria del compositor mexicano Arturo Márquez (Sonora, 1950), autor de una consistente obra que goza de gran reconocimiento internacional. Márquez se ha caracterizado por incorporar en sus piezas la esencia de la música popular mexicana “sin caer en nacionalismos ni en folclorismos”.
Sus danzones, particularmente el número 2, forman parte del repertorio de algunas de las orquestas más prestigiosas del mundo. En entrevista con MILENIO, el músico comenta que esta obra ha sido la pieza más interpretada por el director venezolano Gustavo Dudamel (1981). A ambos compositores los une una estrecha amistad. La más reciente pieza de Márquez, “Danzón no. 9” (escrita después de más de una década de no componer danzones), está dedicada al prodigioso músico venezolano, quien actualmente dirige la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles. El estreno mundial de este pieza, bajo la batuta de Dudamel, tuvo lugar en la sede de la agrupación angelina.
Sobre “Danzón 9”, detalló que “tiene que ver con sentimientos como el coraje y la pasión. Empieza con furia, sigue con dolor y finaliza con alegría. Aunque sigue la estructura clásica es diferente a la línea que había seguido en los danzones anteriores”. ¿Cuál ha sido su relación con el director Gustavo Dudamel? Es un gran músico y uno de los directores más audaces en la actualidad. Ha llevado la música clásica latinoamericana a niveles maravillosos. Su manera de interpretar es diametralmente distinta a como lo hacían otras generaciones. Siempre se ha visto la música clásica como un arte muy europeo, pero Gustavo ha contribuido a cambiar esa visión al dar una nueva interpretación a las composiciones latinoamericanas.
Él tenía unos 17 años cuando lo vi dirigir por primera vez. Desde entonces surgió entre nosotros una enorme simpatía musical y un gran afecto. Tiene un cariño especial por el “Danzón 2”, me dijo que es la obra que más ha interpretado en su vida. Ha incluido muchas de mis composiciones, no sólo los danzones, al dirigir a destacadas orquestas del mundo (este año Dudamel se convirtió en el músico más joven que ha dirigido la Filarmónica de Viena). En el estreno de “Danzón 9” estaba tan emocionado que me dijo: “Lo voy a tocar por todo el mundo”. ¿Cómo logra que sus obras trasciendan lo nacional y al mismo tiempo conserven sus raíces? La mejor manera de que el mundo te conozca y te comprenda es partiendo de tus raíces. Es uno de los aspectos primordiales, pero es solo la base, el principio. Más importantes aún son la disciplina, el conocimiento y el oficio. He tenido mucho cuidado de hacer mis obras lo mejor posible y eso implica tiempo y reflexión. ¿Esa es también la esencia del Concurso de composición Arturo Márquez para orquesta de cámara? El concurso abre la perspectiva para que los jóvenes compongan a partir de sus orígenes. Sé que normalmente la enseñanza musical está muy enfocada a las obras europeas. De ahí viene gran parte de la técnica para hacer música de concierto y hay que utilizarla, aprovecharla. Así es que buscamos que los jóvenes puedan expresarse por esos dos caminos: raíces y técnica. Además del concurso que lleva su nombre, ha impulsado la formación musical de niños mexicanos… He tenido un contacto muy especial con los niños y jóvenes de diferentes lugares y apoyo programas que fomentan la educación musical. Texcoco, Estado de México, por ejemplo, es un lugar muy especial porque alberga a grandes músicos de banda. En Tepoztlán, Morelos, hemos creado orquestas infantiles y juveniles. En México hay muchísimo talento. Es especialmente importante en un momento como el que estamos viviendo que los niños se desarrollen en disciplinas artísticas. México está herido. La educación es el mejor camino para transformar este país.