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¿Qué será de nosotros, Señor, sometidos a las precampañas y poscampañas, a los anuncios en la televisión, en el radio y en todos los sistemas electrónicos conocidos y por conocer, a los candidatosprecandidatos y poscandidatos, o como se diga, y sus propue
Traumatizado por el regreso de las vacaciones a un año nuevo de trabajo, Gil iba y venía entre las llamas de la responsabilidad. Ese trauma se convierte en una desintegración psíquica si el año que sube el telón muestra un escenario de campañas electorales y votaciones. Gilga no cree en Dios, pero aún así se puso de rodillas y plugó al cielo: ¿Qué será de nosotros, Señor, sometidos a las precampañas y poscampañas (la ley debió considerar pre y poscampañas, total, si nadie las respeta), a los anuncios en la televisión, en el radio y en todos los sistemas electrónicos conocidos y por conocer, a los candidatosprecandidatos y poscandidatos, o como se diga, y sus propuestas de gobierno? La vida será monótona y desesperante; campañas sucias, campañas limpias, campañas planchadas, arrugadas, remedadas, en fon.
El Tribuno y el Estado de sitio
Y los seguidores, esos son peores que los candidatos, los repetidores, los ecos, los que buscan quedar bien, un asco. Así las casas (muletilla patrocinada por el invisible y no tan olvidable Grupo Higa), la lectora, el lector y Gilga se encontrarán con decenas de documentos inverecundos, como el del Tribuno Muñoz Ledo en entrevista con su periódico El Universal. ¿No la leyeron? ¿Pasaron por alto esta maravilla? A Gil se la trajeron los Reyes y la comparte, en pedazos, con ustedes en esta página del directorio.
Entrevistado por Misael Zavala, el Tribuno Muñoz le dio vuelo a la hilacha conceptual y sobó con las palmas de sus manos la bola de cristal: “La gran operación disuasiva del cambio de régimen en este país, contra quien sea, yo creo que contra Andrés Manuel, obviamente, pero podría ser contra Ricardo Anaya, trae lo suyo, es el Estado de sitio. Primero abuso del gasto público, violación a las leyes electorales; segundo, insurgencia ciudadana; tercero, represión militar. Es a lo que nos estamos enfrentando en el país”. Caracho, nadie ha depositado aún un voto en la urna y ya estamos en la insurgencia ciudadana y la represión militar, el Tribuno Muñoz va rápido. Gil cantó por primera vez en el año: rueda su mente, sospecho que ya no se detendrá: “Todo el proyecto de compra de votos está orientado a la elección absurda, que es la de Meade, solamente lo pueden llevar a la victoria si compraran todo los votos del país”. La hilacha conceptual: un argumento cierto e interesante, el del gasto excesivo que debe ser fiscalizado y la posible compra de votos se convierte en un argumento de Capulina: en una ventanilla Aurelio Nuño extiende un cheque de muchos ceros y afirma con voz de mando: venimos a comprar todos los votos del país, con esta compra al parecer ganamos la Presidencia de la República. Ah, el Tribuno.
Lealtades
El Tribuno Muñoz: “Fui presidente del Consejo Consultivo de Morena. Yo no reniego de ninguna de mis lealtades y soy honrosamente miembro del Consejo Consultivo y mando documentos y discuto con sus miembros, soy parte de ese cuerpo”. A Gil le consta que el Tribuno no reniega de ninguna de sus lealtades, y miren que las ha tenido a puños, lealtades para dar y regalar. El Tribuno le ha sido leal a Díaz Ordaz, a Echeverría, a López Portillo, a Salinas, a Fox, al PRI, al PARM, al PAN, al PRD, a Morena. ¿Cómo la ven? Dicho sea esto sin afán de un albur leal.
Ah, el Tribuno predice un golpe de Estado del PRI, dice que no reniega de sus lealtades y demás cuenta que fue con Cuauhtémoc al kínder: Hola, Temito, que bien juegas al trompo. Temito: llévale saludos a tu papi Lázaro, dile que este fin de semana le voy a explicar lo de la expropiación petrolera. En fon.
Epigmenio
Epigmenio Ibarra, creador de la nueva imagen de Liópez, concedió una entrevista a su periódico El País: “En un país en donde el gobierno gasta millones en publicidad oficial, la cultura y la prensa se vuelven orgánicas. En el caso de la televisión, la derecha la volvió una caja idiota”. Pequeño problema, Epi hizo buenos negocios con las televisoras, a las que entonces no llamaba cajas idiotas; por lo demás, Epi es ahora un creador orgánico de Liópez y se enorgullece de ello realizando “Este soy yo” y grabando a Beatriz Gutiérrez cantando una canción de Silvio mientras Liópez la mira con ternura y la besa con dulzura. Caracho, ya nadie se muerde la lengua, Epi dice que la idea de la vida de Liópez en la pantalla le pertenece al líder: “¿En que te puedo ayudar? Y él contestó: ‘Me gustaría contar quién soy’. Y eso hicimos”.
A Gil también le gustaría contar quién es él. Supongamos que un realizador decide contar la historia de Ricardo Anaya o de José Antonio Meade, esos realizadores serían, entonces, unos miserables, mientras que Epi sería un héroe. En serio: no se la prolonguen.
Todo es muy raro caracho, como diría Cioran: Cada ser es un himno destruido. m Gils’enva