¿Por qué es importante que las mujeres se acerquen a la Ciencia?
De acuerdo a la Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología (Enpecty) que realiza el Inegi, del millón 956 mil 581 mujeres encuestadas, el 68 por ciento de las mujeres están interesadas en la investigación científica; el 46 por ciento de ellas en seguir una carrera de ingeniería y el 65 por ciento de las encuestadas estarían interesadas en la academia. Sin embargo, solo el 4.4 por ciento de las mujeres en edad de estudiar, están interesadas en las ciencias exactas.
En España, por ejemplo, el 68 por ciento de la población considera que las mujeres no son buenas científicas. El estudio, que debería realizarse en México, refleja la gran barrera a la que se enfrentan las mujeres todos los días: la sociedad no cree en sus capacidades, por el simple hecho de ser mujeres. En el marco del Día Internacional de la Mujer en la Ciencia y la Tecnología, el Inegi publicó que alrededor de 15 millones de mexicanas estudian y se desarrollan en campos STEM (el acrónimo en inglés para referirse a Ciencia y Tecnología). Esta brecha se hace más visible cuando se contrasta con el porcentaje del total de profesionales investigadores (hombres y mujeres): menos del 21 por ciento de los miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) en campos científicos son mujeres. El porcentaje de la participación de la mujer en todo el SIN es de 33 por ciento.
Entonces vemos que, por un lado, las mujeres refieren tener cada vez más interés en estas áreas, pero en la realidad, pocas veces llegan a concretar su interés en lo profesional. ¿Qué está pasando?
Muchas de las niñas y jóvenes que tienen inclinaciones hacia los campos de estudios de Ciencia y Tecnología abandonan esta inclinación en la adolescencia. ¿Por qué? Los roles de género tienen mucho que ver en las decisiones académicas de aquellas mujeres que llegan a la educación superior, sin duda; pero también la falta de representación en los campos, la brecha salarial y factores psicológicos que las desalientan a continuar en estos campos. Además, existe un factor un poco más oculto pero importante que lleva a las niñas a abandonar sus inclinaciones científicas: la educación no tiene perspectiva de género. Esto no quiere decir que en los libros de texto se empiece a hablar de “las y los”, o que se redacten con un enfoque neutro. Aunque no estaría de más analizar cómo se imparten las lecciones, a partir de estos materiales. La perspectiva de género incluye educar desde la realidad de las mujeres en estos campos y con un acompañamiento por parte de los maestros en las aulas que hagan más equitativa la educación. Por ejemplo, ¿recuerdan alguna mujer en la Historia de México, además de Josefa Ortiz de Domínguez y Carmen Serdán? Sus vidas y aportaciones están minimizadas “por no decir invisibilizadas- en los libros de Historia. Esto es más común cuando se refiere a la tecnología, la ciencia, las matemáticas y otras áreas.
La representación en estos campos es importante para que las niñas desarrollen su interés. Si no pueden aprender desde chicas que existen mujeres que han roto esquemas, que son exitosas en sus campos, que otorgan valor a sus disciplinas, poco podremos hacer por incrementar el número de mujeres en la Ciencia y la Tecnología.
Es un reto, pero juntos podremos superarlo.