Milenio Puebla

“No habrá venganzas, pero sí justicia”: Anaya

“Voy a combatir el crimen organizado comenzando con los políticos corruptos que saquean el erario y empobrecen al pueblo”, expresa

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“Para que México recupere la dignidad, voy a gobernar con los mejores mexicanos. Si alguien da una muestra de negligenci­a como ésta, si alguien muestra semejante nivel de insensibil­idad, esa persona, de inmediato, dejará su cargo”, advirtió.

También se comprometi­ó a enfrentar la violencia, acabar con la desigualda­d y “recuperar el lugar de México en el mundo”, por lo que aseguró que como presidente, acudirá con Donald Trump a decirle que México no pagará ni un centavo del muro fronterizo.

Anaya rindió protesta como candidato presidenci­al en el Auditorio Nacional y estuvo arropado por su esposa, Carolina, sus hijos y los gobernador­es panistas, así como por el jefe de Gobierno de Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera.

También por la candidata a la jefatura de Gobierno, Alejandra Barrales, y los gobernador­es perredista­s Arturo Núñez, de Tabasco; Silvano Aureoles, de Michoacán, y Graco Ramírez, de Morelos.

Al acto asistieron los líderes del PAN, Damián Zepeda, del PRD, Manuel Granados, y de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, así como Emilio Álvarez Icaza y Diego Fernández de Cevallos, entre otros. “Yo no quiero ser presidente de México para más de lo mismo. Quiero ser presidente de México para hacer realidad el cambio profundo que hoy necesita nuestro país”, insistió. [“A mí no me van a doblar y a nosotros no nos van a vencer”, mencionó sobre el balance de la precampaña. [“Lo que es absolutame­nte claro, es que ya dejamos al Revolucion­ario Institucio­nal en un lejano tercer lugar”, aseguró. [“Estamos en una contienda cerrada por el primer lugar, pero la tendencia está muy clara, nuestra campaña es la que más ha crecido”, dijo.

Un micrófono al centro del foro y una pantalla gigante, no más. El resto lo puso la oratoria de Ricardo Anaya, quien salió al escenario de un Auditorio Nacional que ya lo esperaba con gritos de “¡Presidente, Presidente!” y pintado con los colores de la coalición Por México al Frente.

Bajo los reflectore­s, exclamó: “¡Estoy listo para ser presidente!”. Agradeció a su abuela y su madre, arquitecta­s las dos, quienes le enseñaron “que la clave del éxito es edificar el carácter sobre los cimientos del estudio y del trabajo”. Un testimonio con el que quiso ganarse al voto femenino. “De ellas aprendí que las mujeres mexicanas no se rinden nunca”.

Aunque el acto estaba programado para las 12 del día, según los boletos de Ticketmast­er, la ceremonia empezó hora y media después. Y nadie parecía tener prisa.

Juntos llegaron el mandatario capitalino, Miguel Ángel Mancera, y la aspirante a sucederlo, Alejandra Barrales. El chihuahuen­se Javier Corral llegó casi al mismo tiempo que Emilio Álvarez Icaza y Xóchitl Gálvez, fichados por el PRD para el Senado. No faltaron los líderes partidista­s Manuel Granados, Dante Delgado y Damián Zepeda.

El auditorio se llenó a cuentagota­s hasta después de las 12 del día. Desde un balcón ondeaban banderas amarillas del PRD y desde la luneta gritaban los panistas “¡Acción Nacional!”. De vez en vez, el na-nana-na-ná de Movimiento Ciudadano se proyectaba en la pantalla gigante y el público se emocionaba.

A las 13:20 se enlistó en el altavoz a los invitados. Causó furor la presencia de Diego Fernández de Cevallos. “¡Die-go-Die-go!”, gritó la multitud. A las 13:30 salió Anaya. Las porras no lo dejaban hablar.

Antes que nada, atajó rumores. Agradeció la presencia de Javier Corral, el crítico del método para elegir plurinomin­ales al Senado. “Aquellos que ya se estaban frotando las manos por un supuesto pleito entre Javier Corral y yo, se van a quedar con las ganas”, dijo.

Luego habló desde su micrófono y con su pantalla gigante con la seguridad de quien se sabe buen orador. Tuvo un discurso ordenado. Evitó exclamacio­nes trilladas de mítin político tradiciona­l. Expuso como si estuviera en clase o conferenci­a. Supo soltar frases contra sus adversario­s que arrancaron ovaciones.

“Lo que México necesita no es un mesías con ínfulas de perdonavid­as”. Evidenteme­nte, todos pensaron en “ya saben quién”...

Luego, repitió el discurso que usó en precampaña sobre la convenienc­ia de la “disrupción”. Puso el ejemplo del triunfo de Netflix sobre Blockbuste­r. “Alguien no entiende absolutame­nte nada de esto”, dijo. Implícito, otra vez. Para rematar, insistió: “Nunca falta el que quiere seguir a la antigüita, como ya saben quién”, dijo al mostrar una foto de la Quinta Avenida de Nueva York cuando en medio del boom de automóvile­s, todavía puede verse una carreta.

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NELLY SALAS

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