RECONOCE BANCK LABOR DEL SMDIF
El edil agradeció el apoyo en programas implementados
La imagen del Señor de las Maravillas es una de las más visitadas previo a la celebración de la Semana Santa. Este viernes 2 de marzo —tercero de la devoción de la Cuaresma —, cientos de fieles acudieron al templo de Santa Mónica, donde se encuentra esta escultura que representa a Jesús en una de sus caídas durante la Vía Crucis, para arrepentirse de sus faltas y pedirle perdón.
Aunque otros feligreses también acudieron para darle gracias por los favores concedidos.
Este es el caso de Román Cruz Ortiz, quien los últimos 30 de sus 57 años de vida ha acudido para cantarle las mañanitas.
Recuerda que en el 2002 un hombre a bordo de su automóvil atropelló por la zona del Paseo Bravo a su hija Margarita y la mató. Sufrió fractura craneoencefálica.
En su dolor acudió ante la imagen de Jesús para pedirle se hiciera justicia.
“Nunca lo agarraron. No le deseó mal. Ahora me siento más confortado, pero eso no se olvida. Esto es como dice San Francisco de Asís: ‘Los muertos dejan de vivir hasta que uno los olvida’”, menciona.
Destaca que las cenizas de la entonces estudiante de secundaria están depositadas en la Iglesia de San Agustín.
“Desde entonces mi fe se acrecentó. No he faltado ningún año y cuando puedo vengo a rezarle y a pedirle que en mi corazón no reine el resentimiento ni la frustración”, añade.
Cuenta que su devoción por el Señor de las Maravillas se la inculcaron su madre y su abuela, quienes lo llevaban año con año a todos sus festejos.
“El primero de julio tampoco falto. Ese día también le canto. Vengo desde temprano y me encomiendo a él para que me cuide y ayude a salir adelante”, expresa y da a conocer que desde hace diez años está desempleado.
Se dedica a cantar en restaurantes y mercados. “Voy a varios lugares a cantar, no tengo trabajo”, insiste.
Da a conocer que en promedio saca diariamente de 70 a 80 pesos. “Yo era carpintero, pero un día se metieron a mi taller y se robaron todo. Se llevaron toda mi herramienta y el equipo. La madera y unos muebles que iba a entregar. Me quedé sin nada y ya no pude reponerme. Pero eso no me tira ni afecta. Mi Fe en Dios y en nuestro Señor de las Maravillas me saca adelante”, concluye mientras solicita que le regalemos una moneda, tras lo cual se retira con su guitarra bajo el brazo.