¿Se pasaron?
Si usted lee columnas y editoriales con cierta asiduidad, habrá ya repasado esta teoría de que lo que está haciendo la campaña de José Antonio Meade es bajar a quien hoy aparece en segundo lugar en todos los sondeos, Ricardo Anaya, para en unas semanas hacer de la elección un juego de dos entre él y Andrés Manuel López Obrador.
No entiendo mucho de estrategias electorales, pero algunos trackings privados después de la primera semana de ataques en relación con el asunto de la venta de una nave industrial indican que el daño, por lo pronto, no había sido suficiente para bajar a Anaya al tercer lugar, entre otras cosas por la coincidencia en el ciclo de noticias con la publicación de una nueva entrega de la Auditoría Superior de la Federación que puso el ojo, sobre todo, en la Sedesol.
Pero, sobre todo, porque quien sigue caminando sin problemas y con la misma ventaja frente al candidato del PRI es Andrés Manuel López Obrador. No solo eso, algunas empresas que han hecho careos entre solo dos candidatos parecen indicar que los votantes de Anaya, si éste cayera, tienden a tener como segunda opción al candidato de Morena.
Tal vez por eso, la campaña de Meade y el gobierno subieron la apuesta a finales de la semana pasada distribuyendo el video de la visita de Anaya a la PGR con tal de exhibir, no la conversación con el funcionario de la procuraduría que coincidía con lo que desde el lunes había contado Diego Fernández de Cevallos en MILENIO, sino un “hijo de puta” expresado en privado en el equipo de Anaya, según Diego, por él mismo.
Las reacciones frente al video obligaron al secretario de Gobernación y al encargado de despacho de la procuraduría a salir a dar explicaciones y cambiaron el ciclo de noticias que se ha convertido ahora en la intervención de la PGR y el gobierno en la campaña. El asunto de Querétaro, enredado y poco claro, pasó a segundo plano. Y acumularon negativos en momentos que, de por sí, les sobran.
El error de la PGR ha permitido a Anaya pasar, de dar explicaciones, a la ofensiva, como vimos ayer.
Y en medio de todo esto, el líder en todas las encuestas, caminando, sonriendo, sin ningún problema.
Ya veremos la próxima ronda de encuestas, pero por lo pronto insisto: yo no sé de estrategia electoral, pero a veces parecería que los que se dedican a eso, tampoco.