El cambio de Anaya es inminente
Por el ilegal, inmoral y escandaloso proceder de la PGR al tratar de eliminar a Ricardo Anaya como candidato presidencial, algunos comentaristas serios hallan similitudes de este caso con el intento de desafuero a López Obrador en 2006. Tienen razón. En ambos sucesos subyace el propósito de usar a la PGR para excluir de la competencia a un adversario.
Sin embargo, existen entre ellos diferencias sustantivas:
1. El desafuero tenía como asidero jurídico el contumaz desacato de López Obrador —jefe de Gobierno del DF— a una sentencia firme del Poder Judicial de la Federación, lo que implicaba un delito. Advertí, entonces, al gobierno que prevalecería la percepción de que se trataba de una persecución política. Mi argumento se desechó, la Corte —por su parte— se negó a menoscabar su prestigio con ese expediente políticamente contaminado, y se abortó el desafuero.
2. En el caso de Anaya no hay prueba conocida ministerial ni judicial en su contra, pero sí boletines “informativos” de la PGR que nada informan, pero dejan bajo sospecha al candidato.
Algo más grave aún: la difusión de lo captado por la cámara de seguridad en el interior de la PGR el domingo 24 de febrero únicamente confirma lo dicho públicamente por Anaya y por mí; pero, además, contiene lo que de manera privada expresé al candidato, o sea, la ahora pública y famosa mentada de madre a los de arriba que lo atropellan, no a los funcionarios que amablemente nos atendieron. FUERON PALABRAS PRIVADAS DEL ABOGADO A SU ASESORADO. Su divulgación es sumamente grave, viola el Código de Conducta de la institución (Base 12) y constituye un hecho delictuoso, previsto en el artículo 177 del Código Penal Federal (por intervenir y hacer del conocimiento público comunicaciones privadas sin autorización de autoridad competente) cometido por el encargado del despacho de la PGR.
Recientemente fue destituido de manera fulminante, sin trámite ni juicio, el fiscal en Materia Electoral, acusado de haber difundido información en agravio de un particular; en España, fue cesado el famoso juez Garzón por hacer pública la conversación de un abogado y su defendido.
Aquí, el encargado de la procuraduría, al hacer del dominio público la mentada de madre, me causó daño, porque ahora enfrento a miles de indignados que me acusan de plagio. No puede rodar la cabeza de la institución, porque desde hace meses está
acéfala; pero debe exigírsele que judicialice las carpetas de investigación en las que constan saqueos graves a la nación, y que no tuerza la ley en favor del PRI.
Si el Estado destruye a ese candidato entregará la Presidencia al que tiene los ojos en la nuca y quiere hacer prehistoria.
Superaremos las agresiones, EL CAMBIO DE ANAYA ES INMINENTE: DE CANDIDATO A PRESIDENTE.