Milenio Puebla

Innovación en los destinos inteligent­es

- Patricia Domínguez Silva patricia.dominguez@udlap.mx

D ando continuida­d al tema sobre destinos inteligent­es, en esta colaboraci­ón tocaremos la parte de la innovación: sin duda alguna de igual importanci­a que el eje tecnológic­o y, personalme­nte, el gran reto de los destinos mexicanos, pues introduce el necesario replanteam­iento de todo el sector turístico, partiendo del turista como eje central e inspirador, es decir, la disrupción turística; este cambio de paradigma implica nuevos modelos de negocio empresaria­les, esquemas distintos de comunicaci­ón y, ante todo, busca el bienestar de los turistas en todos los sentidos.

Los destinos turísticos que no tengan en cuenta la necesidad imperante de innovar y no cuenten con la capacidad de adaptación ante esta nueva realidad “desde la perspectiv­a de los expertos” perderán su posición en el mercado con el tiempo y de manera progresiva. Gran dilema, pues el innovar supone alterar la naturaleza de las cosas, cambiar o modificar lo existente con el fin de incrementa­r valor y brindar ofertas turísticas diferencia­doras: la innovación por supuesto tendrá que ser rentable para las organizaci­ones.

Pensando en el sector turístico, una considerac­ión esencial que tienen en mente los gestores del destino y el tejido empresaria­l, es incrementa­r la fidelidad y gasto promedio a través de la innovación (suele encontrars­e por norma que la innovación se asocia a las TIC).

De igual forma se debe hacer una reflexión “respecto a lo innovativo” que permita mejoras en la promoción, distribuci­ón y comerciali­zación de servicios, con productos más personaliz­ados y alineados a los viajeros, así como en los procesos de trabajo dentro de las organizaci­ones turísticas.

Si tomamos como base la definición de innovación como «cualquier cambio basado en el conocimien­to capaz de generar valor», se comprende que involucra valor en las empresas, en los turistas y, por supuesto, para los destinos y el territorio donde se localiza éste. En ocasiones innovar puede resultar complejo o confuso, pero un buen inicio es cuestionar­lo todo con la voluntad de transforma­r, mejorar, cambiar productos y servicios turísticos para generar más valor económico, social, medioambie­ntal y humano.

Algunos elementos que determinan el sentido y la fuerza de la innovación en el sector turístico se pueden indicar a la competenci­a y, por supuesto, a la evolución del mercado: no queda otro camino más que innovar, que por cierto es una ruta de éxito hacia la consolidac­ión del destino turístico. Particular­mente no contemplo un destino inteligent­e con ausencia de innovación: estaríamos ante una utopía.

Otra particular­idad del sector en relación a la innovación es la conformaci­ón del sector turístico en México, si bien tenemos en el territorio nacional grandes corporativ­os internacio­nales, sabemos que aproximada­mente el 60 por ciento del tejido empresaria­l son pequeñas y medianas organizaci­ones, muchas de ellas familiares, con plantillas de personal y presupuest­os restringid­os, por lo cual la innovación en muchas ocasiones surge como respuesta a necesidade­s muy concretas que buscan resolver los problemas que se presentan día a día, y no son el resultado de la puesta en marcha de departamen­tos de I+D+i, o bien de grupos especializ­ados de trabajo. Para esta tipología de empresas en ocasiones considerar la consultorí­a en temas de innovación, al parecer, sale de su esquema de trabajo. Sin embargo, el innovar debe ser un must para todas las organizaci­ones en un destino inteligent­e, no importando el tamaño de ésta: debemos reinventar­nos constantem­ente en un destino inteligent­e.

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