Milenio Puebla

Rompeolas, listo para operar en Nuevo Puerto de Veracruz

La terminal de contenedor­es, a cargo de Hutchison Ports, firma que abrirá actividade­s, una vez que concluya la migración a la modernizad­a estructura

- Pilar Juárez, enviada/ Veracruz

Ya concluida la construcci­ón del rompeolas más grande de América Latina —de 4.3 kilómetros de longitud— y una vez que sean entregados a los concesiona­rios las áreas ganadas al mar y atraque el primer barco —a fi nales de junio—, el Nuevo Puerto de Veracruz iniciará una era histórica.

Juan Ignacio Fernández Carbajal, director general de la Administra­ción Portuaria Integral de Veracruz, explicó los retos fi nancieros, ambientale­s y de ingeniería a los que se enfrentaro­n para concretar el proyecto, que en su primera etapa prevé una inversión de 35 mil millones de pesos, que permitirá aumentar la capacidad de 28 millones de toneladas de carga a 95 millones de toneladas anuales.

El puerto, inaugurado el 6 de marzo de 1902 por el entonces presidente Porfi rio Díaz, está limitado en su crecimient­o por la falta de espacio para recibir embarcacio­nes de nueva generación, así como para ampliar su capacidad, por lo que enfrenta saturación en diversos tipos de carga, como en contenedor­es y automóvile­s. “Obviamente no se podía ampliar el puerto actual, que tiene 116 años, fue hecho en otras condicione­s, de embarcacio­nes de 60 metros, y ahora estamos hablando de naves hasta de 400 metros”, dijo Fernández Carbajal; por ejemplo, la dársena de ciaboga —círculo de evolución de maniobras que sigue un barco en su entrada al puerto— es de 500 metros, insuficien­te para las nuevas embarcacio­nes. Una vez completada la obra, se estima que el Nuevo Puerto de Veracruz tenga 35 posiciones de atraque y dos dársenas de ciaboga, con 600 y 800 metros y la posibilida­d de contar con 20 metros de profundida­d. Ante los recortes presupuest­ales, el reto para la obra, considerad­a la más importante en 100 años, fue obtener recursos. Fernández Carbajal explicó: “Cuando comenzamos a tener ciertos problemas económicos, cambiamos el modelo; a la fecha la mezcla de recursos es totalmente diferente, pues de esos 35 mil millones la Federación y la Administra­ción Portuaria solo pusieron 7 mil millones y los 28 mil millones restantes son de la iniciativa privada”.

En 2017 fue licitada y adjudicada la construcci­ón de las cinco terminales que albergará el nuevo puerto, y de acuerdo con Francisco Liaño, gerente de ingeniería de la API Veracruz, en marzo los terrenos ganados al mar serán cedidos a los dos primeros concesiona­rios: IEnova y Pinfra, para la construcci­ón de las terminales de fluidos y carga mixta, en tanto que en mayo se entregarán las áreas para la terminal de granel agrícola a la empresa Gramosa y los de granel mineral a Grupo Logra.

La terminal de contenedor­es, a cargo de la hongkonesa Hutchison Ports, será la primera empresa en operar en el nuevo puerto una vez que concluya la migración del actual, proyecto al que destina una inversión de 450 millones de dólares. El primer barco a esta terminal se espera para el próximo 30 de junio.

El más grande de AL

La construcci­ón del rompeolas requirió una inversión cercana a 3 mil millones de pesos y es parte de un gran trabajo de ingeniería y de logística, ya que se movilizaro­n 10 millones de metros cúbicos de piedra, lo que implicó el manejo hasta de 27 mil camiones diarios.

La función del rompeolas es crear un área de calma para que los barcos puedan atracar, destacó Jorge Enrique Baños, subgerente de desarrollo y ejecución de proyectos de la Administra­ción Portuaria Integral de Veracruz.

El rompeolas está construido de piedra; hay rocas de 20 kilos a 200 en la capa de núcleo; las más grandes son de tres toneladas y media. Tienen elementos de concreto para fungir como una coraza. Migración de arrecifes El Nuevo Puerto de Veracruz se construye en la zona aledaña del Parque Marino Sistema Arrecifal Veracruzan­o, un área natural protegida de gran importanci­a formada por arrecifes coralinos, explicó Francisco Javier Matos Hernández, coordinado­r y superinten­dente del proyecto de acreditaci­ón ambiental.

Para la construcci­ón de la nueva infraestru­ctura, la Administra­ción Portuaria fue obligada al rescate y reubicació­n de dichos arrecifes; esta tarea fue emprendida desde hace dos años por cerca de 153 pescadores, los cuales fueron capacitado­s en buceo y en el rescate de colonias coralinas.

En total se reubicaron 48 mil organismos marinos, entre erizos, pepinos y anémonas, a 25 kilómetros de su sitio original. A dos años de su traslado, se logró un índice de superviven­cia de 85 por ciento, cuando las autoridade­s ambientale­s exigían 70 por ciento, explicó Matos.

Para esa tarea los pescadores realizaron cerca de 3 mil viajes, certificad­os por la Universida­d Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnic­o Nacional y la Universida­d Veracruzan­a. Estas actividade­s ya son ejemplo mundial sobre el rescate de arrecifes.

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La coraza de piedras, la más grande de tonelada y media, tiene una longitud de 4.3 kilómetros. ESPECIAL

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