Álvaro Cueva Crítica a ElectricDreams
D ígame, por favor, que usted también ya vio la serie Electric Dreams en Amazon Prime Video. ¿No se le hace la cosa más fascinante del mundo?
Yo me enamoré de ella desde que se estrenó en enero y, no conforme con eso, me puse a estudiarla.
¿Cómo? Aprovechando que cada uno de los episodios de este concepto está inspirado en textos de Philip K. Dick, el autor de Blade Runner, me fui a los libros.
¿Y sabe lo que descubrí? Que los adaptadores de estos libretos son poco menos que unos genios de la dramaturgia.
Philip K. Dick era un maestro de la ciencia ficción pero los escritores de Electric Dreams le dijeron: Quítate que ahí te vamos, y perfeccionaron aquello hasta convertirlo en una joya de la televisión internacional.
Así como la película original de Blade Runner, que no deja de ser una obra maestra, tiene muy poco de la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, los capítulos de Electric Dreams tienen muy poco de cuentos como “El ahorcado”, “El planeta imposible” y “El fabricante de capuchas”.
Lo interesante es que, tanto la serie como los textos, son maravillosos. Por favor no se los pierda.
¿Qué es Electric Dreams? ¿De qué trata? ¿Quiénes salen? ¿Por qué habría que verla con tantas opciones en el mercado?
Electric Dreams es una serie de ciencia ficción con capítulos temáticos en el mejor estilo de La dimensión desconocida, Alfred Hitchcock presenta o Black Mirror. Es una superproducción de gente como Bryan Cranston (Breaking Bad), Maril David (Battlestar Galactica) e Isa Dick
Hacktt (The Man in The High Castle) con el reparto más monumental del año. Vamos, obviamente, desde el mismo Bryan Cranston hasta Vera Farmiga (Bates Motel) pasando por Anna Paquin (True Blood), Steve Buscemi (Boardwalk Empire), Geraldine Chaplin (Doctor Zhivago), Richard Madden (Game of Thrones), Holliday Grainger (Cinderella), Tuppence Middleton (Sense8) y por medio Hollywood.
Esto es una locura como jamás se había visto en la industria de la televisión. Es como si muchos de los mejores actores del mundo hubieran peleado por estar en esta serie sin importar el tamaño de su personaje.
Por si esto no fuera suficiente, cada capítulo tiene su director, su tono, su estilo y su propuesta a nivel dirección de arte. ¡Ni a cuál irle de tan hermosos!
Estamos hablando de gente que ha dirigido puros cañonazos como The Night Manager, Humans, Utopia, Homeland y Los años maravillosos.
Y de capítulos que van de lo dulce a lo amargo, de lo político a lo electrónico, de lo extraterrestre a lo virtual y de las naves espaciales a nuestro planeta dentro de muchos, de muchísimos cientos de años.
¿Por qué este título, en el que evidentemente se gastó una fortuna, no es el cañonazo de 2018?
Porque Amazon Prime Video es algo muy nuevo en nuestro país, porque no hubo ni una campaña publicitaria ni un ejercicio verdaderamente efectivo
de relaciones públicas para posicionarlo entre las multitudes y porque es una serie que se ha vendido mal en todos los mercados, no nada más en el nuestro.
Cuando se habla de ella, especialmente en las redes sociales, se le compara mucho con Black Mirror y yo, que soy el fan número uno de Black Mirror, le tengo que decir que esto va por otro lado.
Black Mirror es una serie que nace de nuestro tiempo para hablar de las inquietudes de nuestro tiempo.
Ver Electric Dreams es otra cosa. Es volver a los clásicos, regresar a la primera ciencia ficción.
¿Esto es malo? ¡Para nada! Es como si nos dijeran que volver a Star Wars, a los personajes de DC Comics, a los de Marvel o a los de Disney fuera un error.
Lo que pasa es que hay que saber decírselo a la gente porque, de lo contrario, las audiencias van a pensar que van a ver una cosa y se van a topar con otra.
Electric Dreams es una bomba para el cerebro, pero una bomba cargada del espíritu de los clásicos, con todas aquellas obsesiones ideológicas, con toda aquella inmensa melancolía.
Por eso yo celebro a las personas que están detrás de este proyecto porque supieron encontrar esos elementos y ponerlos en los temas de hoy como el cambio climático, la discriminación y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Sí, aunque usted no lo crea, hay un capítulo increíble que se desarrolla en el futuro en un país llamado MexUsCan que comienza en el Yukón y termina en Yucatán uniendo a México, Estados Unidos y Canadá bajo las órdenes de una misma mujer presidente que hace cosas siniestras con las fakenews (noticias falsas).
Amo tanto esta serie que le podría escribir un libro completo con cada uno de sus capítulos.
Por favor, no se la pierda, navegue por sus episodios, gócelos, siéntalos y recomiéndelos. Son un acontecimiento. Y si puede, vaya a los libros y aprecie el trabajo de las adaptaciones. Son magistrales. ¿O usted qué opina? PRINTED AND DISTRIBUTED BY PRESSREADER PressReader.com +1 604 278 4604 ORIGINAL COPY . ORIGINAL COPY . ORIGINAL COPY . ORIGINAL COPY . ORIGINAL COPY . ORIGINAL COPY