ues que en el inmaculado, probo y transparente proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, que según el señor Patiño, que hace bisnes que no son de niño, tenía un blindaje moral y aprueba de corrupción, andan extraviados mil millones de pesos. Eso dice la Auditoría Superior de la Federación, entidad encargada de darle a la patria sus rudos baños de realidad. Según esto, y aunque usted no lo crea, en la cuenta pública de 2016 se detectaron algunas irregularidades que seguramente son atípicas: pagos de más a contratistas y gastos innecesarios en publicidad (digo, si es algo tan bueno, santo y puro, ¿para qué requería una fuerte inversión mediática para justificarse?). Esos publicistas deben ser de la misma agencia que promueve en las redes sociales de distinguidos personajes el mensaje, por supuesto creíble y nada invasivo, de “me consta que Pepe Meade nunca ha vivido por encima de sus ingresos”. Algo que, a leguas, se ve bien espontáneo y, sobre todo, genuino. Como cuando el candidato del PRIcámbrico aseguró que gracias a él habían caído por corruptos ya saben quiénes. Pero, ¿quiénes son, señor? Ustedes ya saben. Bueno si son los que yo creo que son, sí estarán muy entambados pero a cada rato ganan recursos legales y amparos o son exonerados por la PGR, que es como el Cruz Azul de la impartición de justicia.

Entonces, como quiera que sea, el alcoholímetro sigue siendo la institución más confiable. Ya que nos habíamos ilusionado con que el NAIM era una bendición, un santuario cuyo blindaje era capaz de resistir cualquier tentación. Ahora me siento como debe sentirse de decepcionado Emiliano Salinas, el hijo don Charly, luego de enterarse de que el líder de su secta Nxvim —algunos exagerados dirán que satánica—, Keith Raniere, fue detenido en Puerto Vallarta y extraditado a Estados Unidos, acusado de tráfico sexual, trabajo forzado y de marcar cual si fuera ganado a su séquito de esclavas en su calidad de gurú de la autoyuda, esa otra forma tan común del timo.

Es difícil aceptar lo del NAIM dada su condición impoluta, rayando en lo sagrado, según el Grupo Aeroportuario y Eduardo Sánchez, el vocero presidencial. Pero no hay que alarmarse, seguramente en la revisión de los años que faltan, los números cuadrarán perfectamente y no habrá ninguna conexión con la Estafa maestra. Todo será pulcro como la información que comparte don Jelipillo Calderón —junto con su admirable esposa, grandes entusiastas del NAIM, donde seguro habrá lugar para que la parentela abra guarderías subrogadas— que prácticamente anunciaba la llegada de Maduro a la campaña de AMLOVE y luego se supo que, tristemente, eran fake news. Eso le pasa por “confiar plenamente” en Andrés Pastrana, el presidente de Colombia. ¡Ah, qué muchacho tan loco! Danzón dedicado al Nuevo Aeropuerto y socavones que lo acompañan. A lo mejor esos millones se perdieron en Sedesol. Igual y sí, que le busquen.