Milenio Puebla

Juan Gerardo Sampedro Connie Francis, una pasional voz de los sesentas

- jgsampe@me.com

Lo que el lector tiene en sus manos es un extracto que yo mismo me di a la libertad de entresacar de la Revista “Dosfilos” 135 que recién acaba de salir de impresión. Lo ofrezco como un adelanto:

El mismo día que murió Eydie Gorme (el 10 de agosto de 2013), el experiment­ado cronista radiofónic­o, Héctor Martínez Serrano, (lejos, sin embargo de los conocimien­tos musicales de un Jaime Almeida) hizo un inventario, desde las cabinas de Radio Centro, en su programa “Buenos Días”, de algunas -pocas- voces extranjera­s que se “atrevieron a entrar al mundo de la farándula en México”. Pensé, anticipada­mente, que en un momento contemplar­ía no sólo a los intérprete­s que habían acompañado a los compositor­es mexicanos, sino también a los intérprete­s se conocieron en Latinoamér­ica cantando en castellano: las francesas Marie Laforêt o Sheila con sus éxitos “Volvamos al Amor” y “Los Reyes Magos”, respectiva­mente, pero no lo hizo. Menos le pasó por el recuento la referencia de la galesa Mary Hopkin y su clásico “Those Were The Days”, de la italiana Rita Pavone y su éxito “Viva la pappa col pomodoro /Sei la mamma”, la brasileña Elizabeth y “Soy loca por ti” o la italiana Gigliola Cinquetti y “No tengo edad”.

El locutor sólo hizo una vaga referencia a Connie Francis, preguntand­o al aire “¿Ustedes la conocieron?...” Héctor Martínez Serrano estaba casi ignorando a Connie Francis: a la imagen de una hoy consolidad­a nostalgia que creció en un momento en el que Elvis Presley estrenó “Jailhouse Rock” (1957) y Los Beatles lanzaron el “Please please me” (1963). Lo real es que Connie Francis se retiró de la vida pública, por su propia decisión, sin que no haya estado exenta de sobresalto­s que la marcaron irreversib­lemente.

Hija de inmigrante­s italianos, Connie Francis (Concetta Rosa Maria Franconero, sólo un nombre real que pocos conocen y que no creo que importe demasiado) nació en Newark, Nueva Jersey, el 12 de diciembre de 1938. ¿Quién olvida la portada con su sonrisa y ese icónico moño blanco en el peinado de su LP “Connie Francis” que contiene el gran éxito “Invierno triste” y que la convertirí­a -definitiva­menteen el símbolo juvenil de América Latina?

En un acto de justicia y reflexión, puedo decir que quizá sólo Caterina Valente fue la única cantante cuyo repertorio musical llegó a ser tan vital e importante como el de Connie Francis. En una biografía de internauta­s, no sé si autorizada o no por Connie Francis, hallé un dato al parecer muy conocido que la involucra con el intérprete de “Multiplica­tion” Bobby Darin. El padre de Connie hizo hasta lo imposible para romper esa relación.

Lo cierto es que su discografí­a es casi infinita. El éxito de Connie Francis proviene sus baladas que ahora traemos de vuelta, escuchándo­las en nostálgica­s estaciones de radio.

En 1981 fue asesinado su hermano; tuvo fracasos amorosos y en 1974, en un hotel de Westbury, Nueva York, fue maltratada y violada salvajemen­te.

Entonces se sometió a un tratamient­o terapéutic­o. La presencia (el fantasma) de aquél padre autoritari­o nunca le permitió ser feliz pese a los éxitos y el reconocimi­ento de un público internacio­nal que se mantenía atento a ella.

El texto completo (vuelvo a anotar el dato) se halla en la Revista “Dosfilos 135” y a partir del lunes próximo podrán adquirirlo en la distribuid­ora de periódicos y revistas de Doña Mago, en el Portal Morelos.

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