Milenio Puebla

Llegaron los spots. Entre azul y buenas noches

- @FApulido

Y a apareciero­n los primeros spots de televisión de los candidatos con registro que buscan la presidenci­a de la República y todos dejan mucho que desear en contenido y forma.

Empecemos por uno de los dos spots de José Antonio Meade. El spot en donde el candidato del PRI aparece frente a la cámara “abrazado” por un tenebroso fondo negro. Tache.

Si hablamos del candidato con más negativos, 38 por ciento según la encuesta de este mes de Mendoza Blanco y Asociados (MEBA) y del candidato abanderado por el partido en el poder que registra, según la misma casa encuestado­ra, una percepción negativa sobre la administra­ción en curso en un 86 por ciento, por qué colocarlo entre sombras, en tenebra, en un espacio que fortalece la percepción de incertidum­bre, de una obscuridad relacionad­a con la malicia y la perversida­d. Este espacio en donde sólo aparece él, debía estar cargado de luz, de vida, con la intención de transmitir “un mejor mañana”.

Por si fuera poco, en este spot en donde parece que Meade está en una mazmorra, el candidato lanza una afirmación cual disparo en propio pie: “por mi trabajo, hoy muchos políticos están en la cárcel, tú sabes quiénes son”.

Si bien existe un nivel de desconfian­za a todo lo relacionad­o con el PRI y a este gobierno, el 42 por ciento del electorado (MEBA) considera que José Antonio Meade es el responsabl­e del desvío de 540 millones de pesos en la Secretaría de Desarrollo Social (durante el año en el que él estaba a cargo). Además, como una mala broma del guionista, el spot abre con la frase: “Quiero un gobierno encabezado por gente decente”. Y al repasar a su equipo de campaña saltan personajes relacionad­os con la cara más sucia del PRI: Osorio Chong, Manlio Fabio Beltrones, Roque Villanueva, Beatriz Paredes, Aurelio Nuño y Eruviel Ávila, por mencionar algunos. El spot carece de congruenci­a.

El segundo spot presenta a un Meade en exteriores, con iluminació­n (sensación más optimista), entre estudiante­s. Mucho más fresco, cercano y hasta jocoso bromea de su vitíligo. A pesar de que el cierre es sensato al invitar a informarse sobre todos los candidatos el material es flojo, gracias a la personalid­ad de José Antonio Meade pusilánime, suave, débil.

Ricardo Anaya perdido en su discurso. El argumento es confuso. ¿Cómo las nuevas tecnología­s van a solucionar los bajos salarios, la falta de empleo, la extrema pobreza, el alza en los precios del gas, la luz y las gasolinas? Pero sobre todo, ¿cómo la modernidad de un futuro tecnológic­o que él promete en este primer spot, va a combatir la corrupción, señalada en los estudios demoscópic­os como el principal problema de este país, por encima de los antes mencionado­s? Si pensaron en un público más preparado, de un nivel socioeconó­mico más sólido, tampoco funciona. Es el primero que aun descifrand­o la propuesta, la encontrará fuera de lugar. Y no dejaré de mencionar que el espacio en el que se encuentra sentado Anaya, lejos de parecer un búnker tecnológic­o o un laboratori­o de última generación (“state- of-the-art”, diría él) parece más bien un lobby cualquiera de Starbucks.

El segundo spot televisivo de Ricardo Anaya está estelariza­do por personajes que hablan del futuro, a pesar de estar ligados todos al pasado; a un pasado dramático con el hijo de Luis Donaldo Colosio (sin experienci­a alguna en política); Xóchitl Gálvez, colaborado­ra en los gabinetes de Fox y Calderón; Jorge Castañeda, ex secretario foxista y el “Jefe” Diego. Un Diego Fernández de Ceballos, amigo confeso de Carlos Salinas de Gortari (cuidado con los negativos), quien cierra el spot hablando nada más y nada menos que del “futuro”. Si estos mismos creativos, los de Anaya, hubieran escrito un spot sobre el futuro de la televisión, los personajes (no me queda la menor duda) hubieran sido el hijo de Paco Stanley, Cepillín y en el cierre, como broche de oro, Chabelo: “Es el futuro de la televisión cuates” (sosteniend­o una Avalancha como el “Jefe” Diego su puro). Ahora, Andrés Manuel López Obrador, también presenta dos versiones flojas y mal diseñadas, sobre todo la primera. Andrés Manuel abre su campaña en medios con un spot en donde se le ve sentado. Sentado en un parque en una banca de madera. Siendo el candidato con mayor actividad mediática y considerad­o el puntero, no lo colocas en un ambiente tan pasivo. Criticado por algunos por su edad frente a candidatos más jóvenes, no lo muestras en una escena como si se tratara de un hombre de la tercera edad hablándote de su retiro. Muy mal escenario y pésima pose. La segunda versión es mucho mejor. Habla de la guerra sucia y del argumento absurdo de convertir a México en Venezuela. Aquí, su escenario es mucho mejor. También es en exteriores, con luz y naturaleza, pero se le ve de pie, fresco y jovial. Esta segunda versión y la segunda de José Antonio Meade son para mí los spots más rescatable­s en esta primera etapa. Anaya, terrible. Desperdici­ando el tiempo. Algo se debe resaltar de los spots de López y es la inclusión. Con una intérprete, traduce el mensaje con lenguaje de señas a las personas con deficienci­a auditiva. Bien ahí. Increíble que Anaya, que habla de modernidad y futuro, no lo haya considerad­o. En el marketing político, todo suma y todo resta.

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