Trump en nuestra campaña
Con la nueva ofensiva lanzada contra México durante los últimos días, Donald Trump ha vuelto a tensar la relación bilateral y se ha insertado en la campaña por la Presidencia de México. Si la inseguridad y la corrupción son temas obligados en la agenda de los candidatos, la relación con el gobierno de Trump se perfila como el comodín al que deberán reaccionar los aspirantes presidenciales cada vez que el mandatario estadunidense decida tuitear sobre nuestro país.
Es difícil establecer una estrategia para enfrentar a un hombre tan impredecible como Trump. El mandatario estadunidense utiliza exageraciones y mentiras para criticar a México, pero también, y esto es lo más preocupante, para tomar decisiones sobre el rumbo de su política exterior. Por eso es tan importante que los candidatos y sus equipos entiendan que Trump es un factor en esta elección.
En Washington no hay una gran visión sobre el futuro de la relación con México, solo el tuit del día que muchas veces depende del humor del presidente o de lo que digan los comentaristas de Fox News. Esta incertidumbre no solo lastima la relación entre los presidentes, sino que también afecta la confianza a nivel ministerial y diluye la credibilidad de los funcionarios que representan a Washington en el exterior. Apenas dos semanas antes de que Trump culpara a México por no cooperar en materia de seguridad fronteriza, la secretaria de Seguridad Interna, Kirstjen Nielsen, visitó nuestro país para firmar acuerdos en la materia, acuerdos que fueron presentados como una muestra de la voluntad que existe entre ambos gobiernos para enfrentar esta problemática.
Los tuits de Trump esta semana y la decisión de enviar elementos de la Guardia Nacional a la frontera con México, una de las zonas más vigiladas en el planeta, parecen haber tomado por sorpresa a las campañas presidenciales que reaccionaron con declaraciones en las que escuchamos todo menos un plan concreto para enfrentar las amenazas de Trump.
Cada vez queda más claro que la estrategia del gobierno de Enrique Peña Nieto no ha resultado y esto obliga a los candidatos a presentar alternativas reales. Señalar las declaraciones de Trump como agravios o amagar con escalar el tema a instancias internacionales raya en lo ridículo. Lo que hace falta es un plan bien estructurado que no solo sirva para destensar la relación y negociar en el espíritu de la corresponsabilidad sino para rescatar la reputación de la marca México a la que el presidente Trump se ha encargado de desprestigiar desde la campaña.
La era de la paciencia estratégica ha terminado, es hora de entender que Trump no es un actor racional y que sus acciones pueden tener consecuencias reales para la vida de millones de mexicanos, empezando por los que con su trabajo y sus contribuciones hacen que EU ya sea un país grandioso.