Milenio Puebla

Trump desde el futuro

- ALFREDO C. VILLEDA www.twitter.com/acvilleda

Vaya lío al que se enfrentará el historiado­r del futuro cuando deba acometer el periodo de gobierno de Donald Trump, sea el actual, sea un hipotético segundo mandato. Más problema tendrá el experto en ciencia política para clasificar en alguna tabla lo que hoy está pasando en Estados Unidos y que pronto, en menos de dos años, se ha convertido en una constante que todos ven con la naturalida­d de la salida del sol cada mañana.

Será difícil explicarse que solo 20 años atrás un presidente, Bill Clinton, estuvo a las puertas del juicio político por un escándalo sexual, el de Monica Lewinsky, aunque la economía estadunide­nse viviera un gran mejor momento con tasa cero de desempleo, mientras que Trump, protagonis­ta de varios episodios de discrimina­ción, violencia de género y prostituci­ón, sea videograba­do o por testimonio de sus acompañant­es, prosigue su gestión mirando a repetir en la Casa Blanca mientras cada día surgen más casos que la opinión pública atiende con la naturalida­d, decía, del alba.

Ahora imagine usted el problema para el investigad­or que se interese por la relación de aquella nación con México. No porque falten desaires y agravios de los gringos en otros momentos de la historia. Vaya que abundan. Y no porque no se reconozca, en derecho, que hay un tráfico inmenso de drogas, una entrada masiva ilegal de migrantes todos los días y una tasa de delitos cometida por indocument­ados. Entendidos los extremos, la batida del magnate contra México, desde sus primeros dichos como aspirante a la candidatur­a republican­a y su visita a Los Pinos, invitado por Enrique Peña Nieto, hasta los tuits de esta semana, ha sido incesante, racista, primitiva.

Peña argumentó que había invitado a Trump por la sencilla razón de que podía ganar la elección. Una vez que se consumó la victoria, pese al desencuent­ro que representó la famosa cita en Los Pinos, el estadunide­nse se dedicó a golpear a México al tiempo que alababa a su presidente. No hubo respuesta a la altura hasta ayer, cuando después de dos días de agresiones y amenazas, el Ejecutivo mandó al gringo a descargar sus frustracio­nes en su país, no aquí, en un discurso con el que, además, hizo carambola de tres bandas retomando las condenas de los aspirantes a sucederlo. Hasta AMLO le aplaudió.

Qué difícil será, ya lo es, procesar todo esto en el futuro.

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