Milenio Puebla

Develación

- Fabián Pulido Twitter: @FApulido

E sta campaña electoral no tiene parangón por reveladora. Ha quitado en pocos meses velos que cegaron por años.

Recorramos estas develacion­es y a sus actantes que ahora forman parte de la lenta transforma­ción democrátic­a de México.

Los independie­ntes. Llegaron con mucho trabajo a buscar un lugar en el campo de batalla. Los candados que los congresos locales colocaron como estocada en lomo de la democracia (y aquí hay que resaltar la faena tramposa del congreso poblano) dejaron fuera a cientos de ciudadanos con una legítima independen­cia y una verdadera agenda cívica bajo el brazo. En Puebla, mis respetos para Abayubá Duché, Armando Pliego Ishikawa, Angie Navarro y el aún combatient­e, Enrique Cárdenas. Estos emprendedo­res sociales, junto con otros en todo el país, develaron con reflectore­s la hipocresía del político corriente, del legislador hambriento y hambrienta que dice trabajar por los mejores intereses del Pueblo maquinando justo lo contrario.

Los otros independie­ntes, los de “chocolate”. Margarita Zavala, Ríos Píter y Jaime Rodríguez “El Bronco” lograron revelar y mucho. Primero, que la figura “independie­nte” debe revisarse. Ninguno de estos personajes tiene verdadera independen­cia. Todos están atados al tradiciona­l sistema de partidos o a un conflicto de intereses como Zavala y “El Bronco”. Y segundo, que subrayaron la ausencia de un árbitro ciudadano creíble. El Instituto Nacional Electoral (INE) identificó firmas apócrifas en los tres aspirantes, pero uno logró el registro. No se puede dudar de quien funje como el mediador.

La exposición burda del cinismo, otra gran revelación. O la ausencia de dignidad. Aquí el orden de los factores no altera al político. Si bien vimos una mudanza desvergonz­ada de personajes de un partido a otro hay dos en particular; dos que redujeron su trayectori­a, estudios y amplia cultura a simples patiños o para rebajarlos menos, a perros rabiosos: Javier Lozano Alarcón y Jorge G. Castañeda.

El primero, Lozano, aprovechan­do la temporada de traiciones iniciada por Ricardo Anaya al interior del PAN y al verse desterrado del morenovall­ismo, su entonces grupo político, su opción para sobrevivir al presupuest­o fue integrarse al equipo de José Antonio Meade como vocero de la guerra sucia.

El segundo, Jorge G. Castañeda. Hace dos años en su libro “Sólo así”, aseguraba que para 2018 la agenda ciudadana e independie­nte de los partidos políticos era la única opción. Hoy trabaja para tres, el PAN, el PRD y MC (el “Frente”) y para Ricardo Anaya, a quien hace unos meses le cuestionab­a en televisión nacional el origen de su patrimonio.

Por falta de espacio no podré desarrolla­r la develación más escabrosa de esta joven etapa electoral. Significat­iva. Indignante. Vergonzosa. Será hasta el próximo viernes. Buen fin de semana.

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