Develación
E sta campaña electoral no tiene parangón por reveladora. Ha quitado en pocos meses velos que cegaron por años.
Recorramos estas develaciones y a sus actantes que ahora forman parte de la lenta transformación democrática de México.
Los independientes. Llegaron con mucho trabajo a buscar un lugar en el campo de batalla. Los candados que los congresos locales colocaron como estocada en lomo de la democracia (y aquí hay que resaltar la faena tramposa del congreso poblano) dejaron fuera a cientos de ciudadanos con una legítima independencia y una verdadera agenda cívica bajo el brazo. En Puebla, mis respetos para Abayubá Duché, Armando Pliego Ishikawa, Angie Navarro y el aún combatiente, Enrique Cárdenas. Estos emprendedores sociales, junto con otros en todo el país, develaron con reflectores la hipocresía del político corriente, del legislador hambriento y hambrienta que dice trabajar por los mejores intereses del Pueblo maquinando justo lo contrario.
Los otros independientes, los de “chocolate”. Margarita Zavala, Ríos Píter y Jaime Rodríguez “El Bronco” lograron revelar y mucho. Primero, que la figura “independiente” debe revisarse. Ninguno de estos personajes tiene verdadera independencia. Todos están atados al tradicional sistema de partidos o a un conflicto de intereses como Zavala y “El Bronco”. Y segundo, que subrayaron la ausencia de un árbitro ciudadano creíble. El Instituto Nacional Electoral (INE) identificó firmas apócrifas en los tres aspirantes, pero uno logró el registro. No se puede dudar de quien funje como el mediador.
La exposición burda del cinismo, otra gran revelación. O la ausencia de dignidad. Aquí el orden de los factores no altera al político. Si bien vimos una mudanza desvergonzada de personajes de un partido a otro hay dos en particular; dos que redujeron su trayectoria, estudios y amplia cultura a simples patiños o para rebajarlos menos, a perros rabiosos: Javier Lozano Alarcón y Jorge G. Castañeda.
El primero, Lozano, aprovechando la temporada de traiciones iniciada por Ricardo Anaya al interior del PAN y al verse desterrado del morenovallismo, su entonces grupo político, su opción para sobrevivir al presupuesto fue integrarse al equipo de José Antonio Meade como vocero de la guerra sucia.
El segundo, Jorge G. Castañeda. Hace dos años en su libro “Sólo así”, aseguraba que para 2018 la agenda ciudadana e independiente de los partidos políticos era la única opción. Hoy trabaja para tres, el PAN, el PRD y MC (el “Frente”) y para Ricardo Anaya, a quien hace unos meses le cuestionaba en televisión nacional el origen de su patrimonio.
Por falta de espacio no podré desarrollar la develación más escabrosa de esta joven etapa electoral. Significativa. Indignante. Vergonzosa. Será hasta el próximo viernes. Buen fin de semana.