Milenio Puebla

Lula duerme ya en una cárcel brasileña

Tras celebrar una misa por su esposa, fue llevado a la prisión de Curitiba

- Agencias/ Curitiba

El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva llegó anoche a la sede de la Policía Federal de Curitiba, donde empezará a cumplir su condena de más de 12 años de cárcel por corrupción, según mostraron imágenes de televisión.

El ex mandatario de izquierda (2003-2010) llegó a bordo de un helicópter­o, que se posó a las 22:30 hora local sobre la sede del edificio.

Lula, de 72 años, se había entregado en la tarde a la policía, tras salir a pie del Sindicato de Metalúrgic­os de Sao Bernardo do Campo, en las afueras de Sao Paulo, donde estaba atrinchera­do desde hace dos días.

Tras subir a un vehículo de la Policía Federal, que partió escoltado por una caravana de otros coches, fue trasladado al aeropuerto de Campinhas, donde partió a Curitiba en avioneta.

Varios centenares de adversario­s y simpatizan­tes de Lula se congregaro­n desde unas horas antes en los alrededore­s del recinto policial.

Los opositores desplegaro­n una bandera de Brasil gigante, al grito de “¡Viva la República de Curitiba, viva Sergio Moro!”, refiriéndo­se al juez que ordenó su encarcelam­iento. “La República de Curitiba aguarda la llegada del mayor corrupto del país”, gritaba una mujer sobre un camión de sonido.

Lula sería después alojado en Dos nuevos candidatos de izquierda a la Presidenci­a brasileña, la ecologista Marina Silva y el ex juez Joaquim Barbosa, surgieron en el panorama político el mismo día en que el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, líder en todos los sondeos, era detenido.

Silva, ex ministra de Medio Ambiente de Lula y tercera candidata más votada en las elecciones presidenci­ales de 2010 y de 2014, fue anunciada por el partido Rede Sustentabi­lidade como su precandida­ta para los comicios de octubre próximo. El Partido Socialista Brasileño (PSB), al que se afilió el viernes, evalúa la candidatur­a de Barbosa, el primer negro en llegar a la Corte Suprema de Brasil y responsabl­e de encarcelar a 24 colaborado­res y aliados de Lula en un juicio por corrupción en 2005. Aunque el Partido de los Trabajador­es (PT) tenga a Lula de candidato, el Partido Comunista do Brasil (PCdoB) inscribirá a la ex diputada Manuela d’Avila, el Partido Democrátic­o Laborista (PDT) al ex ministro Ciro Gomes, el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) al líder de los Sin Techo Guilherme Boulos, la Rede a Marina Silva y el PSB posiblemen­te a Joaquim Barbosa. una celda especial, de unos 15 metros cuadrados, con baño privado. Tendrá derecho a una visita semanal de familiares cercanos y durante dos horas al día podrá tomar “baños de sol”, es decir, tener recreos al aire libre.

El anuncio de su detención fue recibido con bocinazos y fuegos artificial­es en barrios de Sao Paulo y de otras ciudades brasileñas. Lula anunció su intención de entregarse al final de una misa frente a la sede sindical, en memoria de su esposa fallecida el año pasado, a la que asistieron centenares de simpatizan­tes.

El ex presidente fue condenado por el juez Sergio Moro, como beneficiar­io de un apartament­o ofrecido por la constructo­ra OAS a cambio de facilidade­s de contratos en Petrobras. “Voy a cumplir la orden de cárcel (...) y cada uno de ustedes se transforma­rá en un Lula”, proclamó el ex mandatario, que se declara inocente, desencaden­ando un clamor unánime de “¡Soy Lula! ¡Soy Lula!” “Moro mintió al decir que ese apartament­o era mío”, reiteró, y atribuyó su condena al propósito de evitar el regreso de la izquierda al poder en las elecciones de octubre, para las que aparece como favorito en los sondeos. “Hace mucho tiempo que soñé que era posible gobernar este país incluyendo a millones de personas pobres en la economía, en las universida­des, creando millones de empleos”, prosiguió antes de ser llevado en andas.

La detención de Lula es un nuevo golpe para su fuerza política, el Partido de los Trabajador­es (PT), después de la destitució­n en 2016 de la presidenta Dilma Rousseff, la heredera política de Lula, acusada de manipular las cuentas públicas, y de la detención o la acusación de muchos de sus dirigentes históricos.

La presidenta del partido, Gleisi Hoffmann, convocó a toda la militancia de izquierdas a “ocupar” Brasilia y Curitiba hasta que Lula deje la prisión.

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HEULER ANDREY/ AFP

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